¿Si la MUD no hace nada, Maduro sale más rápido?

El irresponsable “toque de queda laboral” decretado por el presidente en Semana Santa sirvió para muchas cosas, menos para ahorrar electricidad como fue su justificación original. En lo personal, aproveché para asistir a varias actividades religiosas en Los Teques, visitar las parroquias foráneas del municipio Guaicaipuro y conversar con vecinos y amigos sobre la gravedad de la situación actual y su posible desenlace; y me llamó la atención que muchas de las opiniones coincidían en que la MUD debería abandonar el debate político que está dando desde la Asamblea Nacional y dejar que la propia dinámica de la inflación, la escasez y la inseguridad arrastren a Maduro y caiga por la fuerza de la gravedad de la crisis.

Al profundizar en los argumentos de esta tesis, concluí que no obedece a una valoración negativa sobre la actuación de la mayoría democrática en la AN porque existe la percepción de que el avance fuese mayor si no es por el saboteo institucional del TSJ, motivo por el cual los procedimientos para adelantar la salida presidencial se podrían convertir en muy lentos y lo más seguro es que superarán los seis meses prometidos por el presidente de la AN, Henry Ramos Allup; y, además, que la magnitud de la crisis político-económica es de tal naturaleza y magnitud que podría hacer explotar al país en mil pedazos, sin que nadie lo pueda evitar; y más bien el debate político favorece al gobierno porque el pueblo sufriente desvía la atención sobre la zozobra que les produce las colas para comprar comida y alimentos o las muertes violentas que suceden a diario.

Aunque es una interesante interpretación, no la comparto; entre otras cosas, porque los diputados electos de La Unidad recibieron el mandato popular el pasado 6D de producir un cambio urgente y profundo y por eso ahora son mayoría, lo cual los coloca en la obligación de actuar para acelerar esos cambios por las vías constitucionales, aunque a algunos les parezca, y con razón, que el tiempo se hace eterno ante el peso de las circunstancias; pero lo responsable es que los diputados de la alternativa democrática continúen explorando las salidas políticas establecidas en nuestro ordenamiento jurídico a la par de desarrollar su propia agenda parlamentaria para controlar y legislar, porque si no actúa ante la creencia de que Maduro saldrá solito podrían pasar dos cosas. Una, es que la actual élite gobernante use el poder que aún le queda para “surfear” la crisis y correr las arrugas aunque las consecuencias sean inimaginables en el corto plazo, pero con ellos al mando; y la otra, es que ante la anomia que se produciría por el abandono de sus funciones , La Unidad envíe el equivocado mensaje de que fue incapaz de lograr una salida controlada a la crisis y algunos militares asuman que tienen la legitimidad para dar un Golpe de Estado para impedir que la barbarie acabe con lo poco que queda de vida institucional en el país.

EL ALCALDE GARCES ES ATEO?. Durante la procesión del Santo Sepulcro, el jueves santo, participé en una tertulia que tenían un oficialista y un opositor de Los Teques sobre la notoria ausencia del alcalde Garcés en los oficios religiosos de Semana Santa. El primero argumentaba que no existía ninguna ley que obligara al alcalde a creer en Dios o a participar en asuntos religiosos; y ante lo cual me vi obligado a terciar en la conversa para darle la razón y a explicarles que el artículo 59 de la Constitución Nacional establece que todo venezolano tiene derecho a profesar su fe religiosa o de culto y a manifestar sus creencias en privado o en público; pero el opositor rebatió ese criterio cuando le dijo que si una persona está investida de autoridad oficial por efecto del voto popular adquiría otros compromisos socioculturales que eran superiores a sus propias creencias o a lo que diga una norma jurídica, debido a la relevancia del cargo y que la cortesía institucional significaba un respeto por los valores religiosos de sus gobernados, sin que asistir a estos eventos pusiera en riesgo sus patrones de creencias. Traté de guardar silencio ante la profundidad y validez argumentativa de cada uno, pero aun así les comenté que el problema no era si Garcés era ateo o no sino que su displicente conducta indicaba que existía una profunda ruptura afectiva entre él y los guaicaipureños y que por eso la inmensa mayoría lo percibe como un tipo lejano y sin compromiso con las vivencias de este pueblo. Al final, ambos me dieron la razón y entramos a la Catedral.

UN MENTIROSO COMPULSIVO. Una interpretación del distanciamiento afectivo entre el alcalde con los habitantes de este municipio es la tendencia a mentir compulsivamente y refleja un olímpico antiparabolismo ante lo que puedan opinar los guaicaipureños sobre sus reiteradas deposiciones. Algo así como que “le sabe a casabe” lo que digan o piensen de él. Un ejemplo: el lunes pasado, el alcalde fue entrevistado en el programa Primera Página, por Globovisión; y en apenas media hora le pude contar cinco mentiras gigantescas. (1) “El año pasado sucedieron 130 homicidios en Guaicaipuro”. Falso: fueron 219, según cifras del CICPC. (2) “Estamos en el cuarto lugar en homicidios en Miranda”. Falso: estamos en el segundo, sólo superado por Sucre con 514; pero este 2.016 pelearemos el primero, de acuerdo al número de muertes violentas en estos primeros meses. (3) “somos el municipio del país con las tarifas más bajas por el servicio de aseo urbano”. Falso: somos de los primeros con las tarifas más altas debido a que el año pasado la aumentó a más del 800% y éste vienen dos carajazos más. (4) “la producción agrícola y el turismo han aumentado en El Jarillo”. Falso: los productores están a punto de quiebra por la escasez y carestía de los insumos agrícolas y tienen que comprarlos a los bachaqueros a 2.000% de sobreprecio; y el turismo bajó en un 70%, dicho por los propios jarilleros. (5) “Poliguaicaipuro no detuvo a los jóvenes de UNT por la quema del Judas con la cara de Maduro”. Falso: Grégory Silva y Carlos Peñaloza fueron detenidos por más de una hora en la sede de la policía municipal y las “muñecas” les quedaron marcadas por el uso de las “esposas”.

 Sergio Graffe / Politologo 

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