Tras apostarse desde la madrugada en la cola del Mercal de la calle Ricaurte, donde pudo comprar varios paquetes de leche subsidiada a Bs. 70, Marcos se va a la sucursal de la Central Madeirense del C.C. La Hoyada. Esta vez no va a formarse, sino a ofrecer en Bs. 1.500 el artículo de primera necesidad que minutos antes adquirió.
Pese al sobreprecio, las amas de casa prácticamente se lo arrebatan de las manos, por lo que en menos de 30 minutos el revendedor se fue a su casa, en Las Tejerías, con 6 mil bolívares, dinero que, se presume, reinvertirá en la compra de artículos regulados para luego ofrecerlos al mejor postor.
La escena se repite cada día en la mañana en las diversas colas de clientes desesperados que se apuestan en las afueras de los supermercados de los municipios Guaicaipuro, Carrizal y Los Salias, donde los bachaqueros siguen haciendo de las suyas a diestra y siniestra.
“Estamos en un estado de indolencia generalizado. Todo el mundo está pendiente de ver cómo generar lucro sin importar cómo esto afecte a la otra persona. Imagínate que en la cola de Súper Líder llega al menos una vez a la semana una mujer que vende cada pañal por 100 bolívares, cuando todo el paquete se lleva por el doble de ese precio”, denunció Carmela Da Costa, quien se devolvió este martes a su casa cuando vio que la cola llegaba casi hasta el distribuidor de Los Cerritos.
–Muchas veces cuando llega la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) es peor, porque si bien logran aplacar a la gente, terminan metiéndose a los locales y cargando con pacas, quitándole la posibilidad de comprar a quienes llegan desde bien temprano para buscar cómo alimentar a su familia. La situación cada vez se torna más desesperante porque están despachando menos productos y la gente lo nota. El papel higiénico brilla por su ausencia y hasta la Harina Pan está llegando cada vez de forma más esporádica.
Venden por combo
A las penurias que pasan los compradores, quienes rezan para que el día que les toca comprar según el terminal de cédula de identidad hallen mercancía, se le suman las colas y las triquiñuelas que vienen aplicando algunos comerciantes para reactivar las ganancias.
“Ayer llegó la leche regulada en Bs. 25, pero resulta que para vendértela tenía que llevarte una chicha y otro producto que te elevaba la cuenta a Bs. 525. A mí no me gusta la chicha, pero por la necesidad de llevarme la leche tuve que acceder a llevarme ese combo obligado”, denunció Ester Delgado, residente de Trigo Dorado.
–En el Mercado Municipal de El Paso hacen exactamente lo mismo: arman unas fulanas bolsas solidarias, unas de Bs. 1.700 y otras por Bs. 2.500 que mezclan productos regulados y no regulados de la Polar para garantizar la salida de la mercancía. Es una especie de chantaje que afecta sobretodo a las familias con más necesidades que tienen los reales contados y les hacen llevarse cosas que ni siquiera necesitan.
Ante la denuncia varios comerciantes salieron al paso. “El venezolano, acostumbrado al facilismo, ahora se está llevando exclusivamente la mercancía regulada, lo que nos genera ganancias mínimas que no dan para el sostenimiento del local”, reveló Rafael Romero, encargado de un expendio de alimentos en El Cabotaje.
–Nadie se para del lado del comerciante, de las trabas para acceder a la mercancía y la penuria que representa para nosotros lidiar con las colas, donde tienen lugar riñas. Además se presta para conatos de saqueo. Me pregunto yo quien respondería si, Dios no lo quiera, una turba enardecida llega a entrar al local a saquear. Le quieren meter el ojo a los comerciantes en vez de atacar a los bachaqueros.
Grandes
ausentes
Los artículos de higiene personal son los grandes ausentes de las estanterías. “Voy a tener que darme una vueltita por Petare que es donde se consigue desodorante, eso sí, a Bs. 1.500”, dijo Milagros Mijares, residente de Lagunetica.
–Curiosamente en los barrios uno encuentra lo que uno pueda imaginar; eso sí, hay que estar dispuestos a pagar hasta 100 veces más el costo del producto. Pasa en las narices de todos y este Gobierno no hace nada. Creo que falta poco para que este país esté encendido por los cuatro costados.
Johana Rodríguez-jrodriguez@diariolaregion.net/@michellejr