Carretera Panamericana sigue siendo la asignatura pendiente de cara a las lluvias

Lira exhorta a las 21 alcaldías de la entidad a limpiar los drenajes y alcantarillados para evitar estragos.
Lira exhorta a las 21 alcaldías de la entidad a limpiar los drenajes y alcantarillados para evitar estragos.

Una veintena de puntos críticos presenta la carretera Panamericana, que suele lucir tramos anegados, deslizamientos de tierra y árboles caídos cada vez que inicia el temporal húmedo en el país.

Así lo reconoció el secretario de prevención y atención de emergencias del estado Miranda, Víctor Lira, quien señaló que a diferencia del año 2015, para la fecha las alcaldías de Guaicaipuro, Carrizal y Los Salias no se han abocado a la limpieza de drenajes, lo que podría llevar a que se presenten inconvenientes que se reflejará en un repunte de accidentes de tránsito y más horas perdidas en colas.

“Las precipitaciones registradas en los últimos días ya habían sido anunciadas por el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inameh); son aisladas; aún no son el inicio de las lluvias, las cuales están previstas entre los meses de mayo y junio, por lo que las municipalidades aún tienen chance de emprender las labores de limpieza de alcantarillas y drenajes”, dijo.

–Los kilómetros más álgidos de la vía que conecta a los Altos Mirandinos con la capital de la República van del 0 al 4 (jurisdicción del municipio Libertador) debido a las construcciones ilegales que hay en la zona. Allí parece que la lluvia lavara la montaña, arrastrando sedimento que colapsan las cunetas, lo que lleva a que la carpeta asfáltica luzca húmeda y los conductores estén más expuesto a protagonizar un siniestro.

Otro dolor de cabeza para quienes transitan la vía expresa es la quebrada del kilómetro 9, que suele desbordarse y atrapar a cientos de conductores, como ocurrió el año pasado, cuando varios carros incluso flotaron debido al nivel alcanzado por el agua acumulada.

El también director de Protección Civil (PC) Miranda, alertó de la anegación que suele producirse en recta Las Minas, por la sede de Polisalias, resultado de tuberías ya obsoletas y con poca capacidad.

–La bajada del Centro Empresarial El Coliseo hasta Montaña Alta es oto punto crítico donde suelen registrarse derrumbes y caídas de árboles, los cuales son monitoreados para evitar inconvenientes con los conductores; situación que se repite en la entrada de la urbanización Los Nuevos Teques y la barriada capitalina Guaremal. Si no se aplican los correctivos a tiempo, el 2016 puede cerrar con muchos inconvenientes.

La advertencia es ratificada por conductores. “Yo por lo general tardo dos horas para ir y otras 2 para regresar de Caracas a Los Teques, pero cuando comienza a llover el tiempo que paso en la Panamericana asciende, mínimo, a seis horas diarias”, se quejó Germán Urbina, quien vive en Trigo Dorado y labora en Santa Mónica

–Todos los años prometen aplicar los correctivos y todos los años uno queda atrapado bien sea por una inundación, un árbol caído, un accidentado o un aparatoso choque producto del asfalto mojado que hace patinar a más de un vehículo. A mi juicio y por mi experiencia puedo decir con certeza que la carretera Panamericana siempre será la asignatura pendiente de las autoridades locales, regionales y nacionales. Se pelotean la competencia y al final nadie responde.

Vecinos claman para que hagan labores de limpieza en el río San Pedro antes de que arranquen los chaparrones.

¿Y el río

San Pedro?

Quienes residen en las inmediaciones del río San Pedro ven con preocupación que este año no adelantaran ningún plan de dragado ni limpieza, a diferencia del año pasado y el 2014, cuando se activó el denominado Comando de Invierno Guaicaipuro, cuya labor llevó al mínimo las incidencias por lluvias.

“Roguemos a nuestro Dios todopoderoso que el agua se mantenga en su cauce y no genere estragos como en otros años. Aprovecho para invitar a mis vecinos a no lanzar basura y mucho menos cachivaches”, atajó Rosa Jiménez, vecina de Malpaso.

–Recuerdo vívidamente cómo las aguas se apoderaron de la avenida Víctor Baptista arrastrando todo a su paso en el 2008; a la gente se le metió agua y barro a sus viviendas e incluso comercios de la zona, generando pérdida de enseres. Cada vez que recuerdo ese episodio se me pone la piel de gallina.

Johana Rodríguez-jrodriguez@diariolaregion.net/@michellejrl

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