Amnistía e inconstitucionalidad

Debería ser para sorprendernos; pero los venezolanos ya estamos curados de espantos. El Tribunal Supremo de Justicia declaró inconstitucional la Ley de Amnistía y Reconciliación Nacional emanada del Parlamento.

La evaluación del instrumento legal se realizó tras una solicitud del presidente de la República. Nicolás Maduro, quien emplazó al máximo órgano judicial del país a pronunciarse; no sin antes cuestionarla él mismo en forma pública y solicitar que el veredicto fuera en contra. El expedito resultado no asombra a nadie.

Otro round dentro de un país que se ha convertido en un ring de boxeo por los cuatro costados y donde los choques entre los poderes legislativo y judicial ya no sorprenden a nadie, por la frecuencia con la que han ocurrido en los escasos meses de desempeño que reúnen los nuevos diputados.

Desde nuestro punto de vista, lo inconstitucional es el desconocimiento del mandato de la gente, expresado el 6 de diciembre y materializado en una Asamblea legítima y con abrumadora mayoría de las fuerzas alternativas democráticas de la mesa de la Unidad.

Y en la campaña electoral, quienes hoy son los diputados en ejercicio de esta tolda política, colocaron entre sus principales banderas esta ley, la cual busca hacer justicia y aliviar la presión que se siente en el aire, por todo el país.
La amnistía es una figura jurídica legal, legítima y universalmente reconocida; por lo cual la declaración del TSJ ha traído rechazo internacional, como era de esperarse.

Cada vez hay menos margen para la maniobra. La insatisfacción general se siente y no se puede ocultar, ya que es alimentada por acciones desacertadas como la que hoy nos ocupa. Por acciones distractoras que buscan mover el foco de la ciudadanía hacia provocaciones y apartar a todos de la verdadera agenda para reconstruir a Venezuela.

Con ella, una vez más queda claro quiénes están sintonizados con las urgencias y necesidades de todos, y quiénes tienen un  compromiso distinto a lo que debería guiar la agenda pública venezolana, que no es otra cosa que pacificar al país para que todos podamos vivir en paz, como merecemos.

David Uzcátegui

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