«Cada vez que voy a comprar agua está más cara: empecé el año pagando Bs. 235, que se supone que es el precio regulado del pote más grande; luego fueron de 50 en 50 bolívares adicionales con cada visita y ya lo están ofreciendo en Bs. 550 y te dicen que si no lo quieres los dejes en el estante”, denunció Josefina Querales, residente de la calle Ribas.
–En mi oficina soy la encargada de comprar el agua para los filtros que tenemos y el chamo que nos despacha desde hace más de tres años me dijo que pasaríamos dos semanas sin suministro. Para mi sorpresa al día siguiente lo vi despachando en otros locales vecinos donde estuvieron dispuestos a pagarles el doble del costo real. En este país todo el mundo hace lo que le da la gana y sin ocultarlo.
El señalamiento es el pan de cada día en las diversas comunidades capitalinas, donde explican que los vendedores de agua van al mejor postor.
“Ya me advirtieron que para la semana que viene estarán ofreciéndola en Bs. 700. Si por mi fuera se las dejara pero con los racionamientos que ya son parte de la cotidianidad tengo que comprar al menos 3 a la semana”, se quejó Mirna Suárez, residente de El Trabuco, donde las bodegas fijan el precio que mejor les parece.
Johana Rodríguez
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