Universitarios esperan “batacazo” en matrícula tras ajuste salarial

Universitarios se las ven negras ante contantes alzas en inscripciones y mensualidades.
Universitarios se las ven negras ante contantes alzas en inscripciones y mensualidades.

Pánico. Ese es el sentimiento colectivo de quienes cursan estudios en universidades privadas del país luego de que se diera a conocer un nuevo ajuste salarial de 30 %, porcentaje que incidirá en los ya elevados costos de matrículas y mensualidades.

“Cuando empecé a cursar Ingeniería de Sistemas hace poco más de dos años, la inscripción estaba en Bs. 6.500 y las mensualidades en Bs. 2.730; este año la matrícula fue de Bs. 28.000 y los seis meses me salen en Bs. 39.000”, reveló Daniela Márquez, estudiante de la Universidad Santa María (USM).

–Los montos varían según la carrera y generalmente a los nuevos les cobran el aumento sin piedad mientras que con los antiguos tienen más compasión para evitar bulla (…) Cuando inicié se aumentaba 10 % cada dos semestres, pero ahora cada vez que arranca un nuevo período académico es con tarifa nueva que supera hasta el 100 % como fue en el 2015 y lo más triste es que no vemos la situación retribuida en mejores servicios.

La falta de profesores por la fuga de cerebros producto de la situación país, carencias en el servicio de transporte, problemas con el suministro de agua que datan de hace cinco años e inseguridad –han robado incluso dentro de las aulas de clase- son parte de las quejas de los estudiantes de la renombrada universidad capitalina.

Este caso está lejos de ser aislado. En el Instituto de Diseño de Caracas, el año pasado la inscripción y primer semestre se cotizaba en Bs. 78 mil, número que para inicios de este año se ubicó en Bs. 130 mil y con tendencia a seguir aumentando.

“Tuve que desertar porque aparte de ser muy exigentes y llevarte a repetir todo el semestre por una sola materia que te quede; siendo la mínima nota aprobatoria 14; los materiales son sumamente costosos (un cartón que el año pasado estaba en Bs. 700 ya se cotiza en Bs. 3.000; pinturas que oscilaban entre 7.000 y 10.000 ahora están en Bs. 20.000) y sin estos no puedes acudir a clases porque todas son prácticas”, dijo Samanta Castro, quien reside en Los Teques y cursó un semestre en la capital de la República.

–Aparte del monto ya exagerado que evidentemente seguirá aumentando conforme vaya pasando el tiempo; eran los materiales, el transporte, la comida en la calle cuando no encontraba nada en el supermercado y no tenía tiempo de achicharrarme en una cola. Lastimosamente tuve que abandonar la carrera, lo que significa que perdí mis ahorros en algo que no será validado por nadie.

Deserción

a la vista

Quienes desean inscribirse en universidades públicas se enfrentan a un monstruo burocrático. “Es muy difícil ingresar sin palanca”, confesó Abraham Materano, quien han presentado en vano tres veces pruebas internas para entrar a la Escuela de Comunicación Social (ECS) de la Universidad Central de Venezuela (UCV).

–No hay espacio para tanta gente menos en carreras tan populares como periodismo. Algunos te dicen que intentes entrar por opciones menos demandadas como Antropología y Bibliotecología para luego hacer el cambio, pero hasta eso se ha convertido en una tarea titánica.

Quienes logran vencer la barrera por insistencia, suerte o algún “padrino mágico”, deben lidiar con los paros que se han convertido en el pan de cada día producto de los pasivos laborales que hay con los docentes. Son tan recurrentes que pocos son los que logran sacar sus carreras en cinco años.

“Tengo compañeros que se han ido a universidades privadas y después retornan porque no aguantan la mecha de los pagos. Quienes queremos un título universitario en este país estamos entre la espada y la pared porque por un lado no hay para pagar y por el otro no se avanza en el tiempo óptimo, lo que finalmente se traduce en tiempo y dinero perdidos”, dijo Camila Silva, universitaria de la UCV.

–No faltan quienes abandonan la carrera y se van a probar suerte fuera del país. Pasa entre compañeros y luego los ves trabajando como mesoneros al otro lado del mundo. Es triste, pero es la realidad que estamos viviendo conforme avanzan los días y que seguirá inundando nuestra vida de no cambiar la gerencia del país.

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