La protesta invisible

Ante las trabas y demoras que ha ido encontrando el referendo revocatorio en el camino, las fuerzas alternativas organizadas en la Mesa de la Unidad Democrática emprendieron una acción de protesta el pasado miércoles con el fin de exigir al Consejo Nacional Electoral la materialización de este derecho ciudadano.

La protesta en sí también encontró trabas y obstáculos. Desde la toma de la ruta por parte de organismos de seguridad, hasta la descalificación de los manifestantes por voceros del oficialismo.

Si de alguna tentación deben huir como de la peste quienes ostentan el poder, es de la minimización de la protesta. Es una ficción que se inventan a sí mismos, y que se apuntalan con tanta convicción, que llegan a creerla verdadera.

“No son muchos”, se dicen a sí mismos. “Son pocos”. Y llegan a creerlo. “No tienen la razón”. “La percepción que tienen del mundo es la equivocada, la correcta es la nuestra”.

Y así se borda una red que atrapa a este tipo de liderazgo en una realidad paralela, muy distinta a la que se percibe en las calles.

No somos pocos, para empezar. Y eso quedó demostrado en el encuentro comicial del 6 de diciembre, que materializó ante todos los venezolanos la inmensa urgencia de cambio que están empujando las grandes mayorías.

En segundo lugar, inventarse una talla moral hecha a la medida, es la negación de un gobierno incluyente, que es lo que debería ser toda administración que se autoproclame humanista.

Porque esa vara sagrada que sirve para medir al contrario, para verlo como enemigo, y que inevitablemente arroja un juicio condenatorio, está hecha para justificar prejuicios que en nada ayudan a construir un país y sí en mucho a fracturarlo.

Fingir no ver al que no es igual, es una lamentable muestra de inmadurez que se puede terminar pagando con una distorsión de la percepción de la realidad.  Y lo primero que debe hacer quien gobierna es tener a dicha realidad pulsada y medida.

La pregunta es: ¿se está creyendo el liderazgo oficialista su propio discurso? ¿Fingen no ver o realmente la miopía los secuestró? De la respuesta a esta pregunta se podrá inferir en mucho el futuro inmediato de Venezuela.

David Uzcátegui

Salir de la versión móvil