Los patrones de consumo del venezolano siguen mutando mientras la paciencia se va colmando. Yuca, papa y plátano se han convertido en los grandes aliados de las amas de casa ante la escasez de harina de maíz precocida, pasta y arroz a precio regulado.
“Ya mi cuerpo no da para aguantar diez horas de pie en una cola sin garantía de poder salir con las manos llenas, así que estoy acostumbrando a mi familia a comer otros rubros que antes eran acompañantes y que ahora representan el plato principal y único”, confesó Julia Blanco, residente de Quebrada La Virgen en la capital mirandina.
–No puedo montar cacería en los supermercados y tampoco tengo dinero para costear los altos precios que ofrecen los revendedores, por lo que no tengo más opción que irme a las ferias campesinas y ver qué es lo más barato para medio llenar la despensa.
Como este testimonio abundan. Según un reciente estudio de la Fundación Bengoa, 40% de las compras se concentra en harina de maíz, arroz, pan y pasta. Solo 5% accede a la leche; sin embargo, con la crisis agudizándose cada semana cada vez menos personas tienen acceso a estos productos básicos.
“Uno come lo que encuentre y pueda pagar”, reflexiona Esther Iturbe, quien desiste de llevar tomate entre sus compras al ver que el kilo ronda los mil bolívares. “Antes de agarrar así sea una mandarina pregunto el precio, cuando hasta hace tres años hacía mercado y lanzaba cuanto cosa me gustaba al carrito sin voltear a ver el precio”.
Johana Rodríguez-jrodriguez@diariolaregion.net/@michellejlr