En Jesucristo hay esperanza

katiuska

Todos hemos pasado por momentos difíciles, tal vez unos más que otros pero hay determinados sucesos que nos cambian la vida. Lo mismo pasó con los discípulos cuando crucificaron a Jesús. Seguramente el tiempo se detuvo para esos hombres y mujeres. La persona que amaban,  que los había perdonado, que sanó enfermos, que resucitó muertos, que les había dado esperanza y una nueva oportunidad se había ido.

Quizás por el dolor de la pérdida y ante el miedo por lo que estaba sucediendo se les olvidó lo que Jesús les había dicho y entonces, encontramos a María Magdalena llorando en el sepulcro, buscando el cuerpo de Jesús (Juan 20:11).

Después de que los ángeles, que se encontraban en el sepulcro, le preguntaron por qué lloraba, fue Jesús quien le hizo la misma pregunta por segunda vez. Y aunque María conocía bien al Maestro, no lo reconoció y siguió preguntando por el cuerpo de Jesús. La tercera vez Jesús ya no le vuelve a preguntar por qué llora, sino que la llama por su nombre y es ahí cuando ella pudo reconocerlo. Era necesario que Jesús muriera para perdonar nuestros pecados, pero Él dijo que resucitaría al tercer día, y esa última parte a los discípulos se les había olvidado.

Con nosotros sucede lo mismo. No importa lo que Dios nos haya prometido, cuando hay un suceso que nos marca como la pérdida de un ser querido,  un divorcio, una quiebra, una enfermedad y muchas cosas más, nos quedamos llorando frente a eso y buscamos aquello que hemos perdido y no somos capaces de ver qué es lo que Dios tiene para nosotros. Jesús puede estar a nuestro lado preguntándonos por qué lloramos pero somos incapaces de reconocerlo y seguimos buscando aquello que ya no está.

Las circunstancias que atravesamos no son casualidades, Dios tiene un propósito y aunque las lágrimas no nos dejen verlo y no entendamos lo que sucede, es necesario que tengamos los oídos afinados y el corazón sensible para escuchar Su voz. Una vez que María Magdalena reconoció a Jesús se levantó y corrió a darle la buena nueva a los discípulos como el Maestro había ordenado; y es que cuando escuchas la voz de Dios tu corazón se calma, encuentras paz, sabes que todo irá bien y que a partir de ahí una historia nueva comienza; momento es sólo un hito para recordar la gran misericordia de nuestro Padre.

Ya no llores, tal vez llevas años llorando esa pérdida y no le has permitido a Dios cambiar tu lamento en baile, mostrarte aquello que tiene para ti. Puedes tener la certeza que pronto estarás declarando como el salmista: “Has cambiado mi lamento en baile; Desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría”. (Salmos 30:11)

La esperanza es un regalo de Dios. Jeremías 29:11 dice “porque yo sé los planes que tengo para ti, dijo el Señor, planes para bien y no para mal, para darte un futuro y esperanza”. Ese mensaje dice que Dios te puso en esta tierra con un plan específico y divino para darte un destino divino con potencial ilimitado, con bendición es planeadas por la mano de Dios.

“Padre en nombre de Jesucristo que tu palabra toque el corazón de los miles que hay aquí leyendo este texto, haz que al terminar de leer, se sienta lleno de una esperanza rápida y segura, que viene del trono de Dios, en el nombre de Jesucristo nuestro Salvador, te lo pedimos.  Amen”

Si te sientes solo ante lo que podría ser el mayor problema que te ha tocado enfrentar. Agotaste todos los recursos humanos para ver si lo podías solucionar y sin embargo te has topado con que nada de lo que hiciste para tratar de solucionarlo funcionó. Ahora te encuentras allí, en ese lugar, con un sentimiento de impotencia, con pensamientos que carcomen tu mente, con cierta indiferencia y hasta enojo por lo que te está tocando vivir.
A tus pensamientos se asoman aquellos que te quieren hacer pensar sobre ¿Dónde está Dios?, pensamientos que son el resultado de tu frustración al no ver lo que te gustaría ver. Tu fe se debilita cuando estos pensamientos comienzan a fluir cada vez más fuerte en tu mente. Has llorado sin embargo ni las muchas lágrimas han podido o podrán solucionar ese problema. El sueño se ha ido, te es difícil dormir, tu mente está centrada en una sola cosa: Solucionar ese problema que por lo visto es insolucionable hablándolo en sentido humano.
Dios quiere que descanses en Él, tú no has sido llamado para pasar llorando todo el tiempo a consecuencia de las frustraciones, no has sido llamado a ser infeliz y pasar triste todo el tiempo, la depresión no es lo que Dios quiere para ti, por ello debes aprender a ir a Jesús, a descansar en Él. La Biblia dice:“Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará…” Salmos 55:22 “Así que pongan sus preocupaciones en las manos de Dios, pues él tiene cuidado de ustedes” 1 Pedro 5:7 . Hoy es el día que debes de dejar de desesperarte, en el que debes dejar de llorar por eso de lo cual ya tu no tienes el control porque se ha escapado de tus manos, ahora es el turno de Dios, Él quiere actuar en tu vida, pero para ello tienes que aprender a descansar en Dios.
Descansar en Dios es confiar plenamente en que Él tiene el control de todo y que las cosas saldrán bien porque a los que amamos a Dios todas las cosas nos ayudan a bien. Descansar en Dios es mantener el gozo del Señor en nuestras vidas a pesar de que las circunstancias que me rodean no son favorables, sin embargo mi fe en su mano poderosa me hace gozarme pues su gozo es mi fortaleza y mi confianza en Él es el seguro de que todo saldrá bien, pues Dios nunca defrauda a los que en Él confían. Descansar en Dios tiene que ver con mantener la paz, porque quien pelea por mi es Él, yo no tengo que mover un solo dedo en esta batalla, pues Dios es quien peleará por mi y vencerá
La esperanza crea entusiasmo, genera emoción, cuando Dios trae esperanza, esa alegría que el mundo  no puede dar, ni tampoco puede eliminarla. La esperanza es la fe que te saca de la oscuridad sabiendo que Dios jamás fallara.

Mucha gente ya no espera lo mejor, solo espera evitar lo peor, óiganme, no se puede vivir sin esperanza. Dios no te la dio como un don que no necesitabas, te la dio porque la necesitabas para sobrevivir. Sin esperanza el corazón se rompe, tu mente se arruinara, tropezaras por la vida segado por tus lágrimas, iras cuesta abajo escuchando los lamentos que salen de tu boca.
Hoy te invito a mantener la paz, a mantener el gozo y sobre todo a confiar plenamente en que Él actuará y cuando eso ocurra la sonrisa será devuelta a tu rostro y sus maravillas harán que testifiques de lo que hizo en tu vida.
Por favor escríbame. Deseo conocer sus inquietudes, sugerencias, opiniones o peticiones de oración. Correo: universo-angelical@hotmail.com 0424-2903134

Salir de la versión móvil