Robos diarios atormentan a pasajeros de ruta de El Trigo

Choferes deben acceder a las exigencias de los antisociales para evitar hechos de sangre dentro de las unidades

“Esto es un atraco”, es la frase de presentación de los jovencitos que mantienen azotados a los pasajeros de la ruta que cubre El Trigo en la capital mirandina, quienes diariamente se encomiendan a todos los santos para evitar toparse con los antisociales que suelen cargar con celulares y dinero en efectivo.

“Puede ser a las 6:00 a.m., 1:00 p.m. u 7:00 p.m., ya no hay distingo de horario; simplemente actúan a toda hora. A mí me tocó esta semana y vi como se tocaban la cintura y decían no los obligaran a usar la bicha; afortunadamente no había ningún valiente en la unidad que desafiara a los maleantes que suelen distribuirse en la llamada cocina, la parte media y la puerta de la unidad”, denunció Martín Quijano, residente del conjunto residencial Lagunetica.

–Me dio dolor ver cómo azoraban a una abuelita que probablemente ni siquiera había caído en cuenta de lo que estaba ocurriendo. Es necesario que la policía tome cartas en el asunto porque la delincuencia está viajando a bordo de las unidades.

El entrevistado señaló que incluso han desviado unidades de su ruta para amedrentar aún más a los pasajeros, muchos de los cuales entregan todas sus pertenencias que van siendo lanzadas en el interior de un morral negro que suele portar uno de los tres delincuentes, a quienes no les calculan más de 20 años de edad.

Otro blanco de los antisociales son las paradas de la comunidad, por lo que es normal ver a las personas detrás de las rejas de sus edificios, quienes tienen que salir corriendo cuando escuchan el motor del autobús para poder abordarlo.
“Vivimos con el Cristo en la boca”, se quejó Vilma Morales, residente de Las Palmas, quien agregó que los motorizados se han  apoderado de la comunidad, donde ya no saben de qué manera resguardarse del hampa.

–Todo se ha enrejado, se ha colocado circuito cerrado, pagado por seguridad privada y aún así los choros se las ingenian para seguir haciendo de las suyas. Es desesperante.

Johana Rodríguez
jrodriguez@diariolaregion.net/@michellejl

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