“Corotazos” toman fuerza en Altos Mirandinos ante inflación de 205 %

Los buhoneros ahora venden también artículos de vestir usados
Los buhoneros ahora venden también artículos de vestir usados

Margarita decidió este fin de semana rematar los muebles de la entrada de su casa. Tras lavarlos los colocó en plena vía pública del sector El Trigo con un letrero hecho a mano en el que se leía “Se venden”; “necesito comprar comida y el sueldo no alcanza, hay que resolver”, sentencia la madre de tres niños.

Pero ella no es la única que ha decidido vender. Los llamados “mercados de los corotos” están en pleno auge, pues en ellos se ofertan ropa, calzado y productos «extinguidos» de los comercios por la merma de las importaciones y son una oportunidad de «hacer caja» con objetos en desuso.

Instalados en la vía pública, galpones o en centros comerciales populares, han venido ganando espacio estos puestos que «resuelven» las necesidades, que entre la preocupación por el desabastecimiento de alimentos y medicinas han dejado en segundo plano gastos menos apremiantes como la ropa y el calzado.

Una opción en tiempo de crisis que ayuda al bolsillo

“Yo suelo comprar en el que organizan en los galpones de La Rosaleda”, admite Rosaura Mijares, habitante del municipio Los Salias que encuentra en estos eventos no sólo vestimenta sino electrodomésticos usados y hasta juguetes para sus niños.

«Hay cosas que en la ferretería no se consiguen que las encuentran usadas aquí (…) y esa es una manera de beneficiarse y ayudarse», remata Rodrigo, un joven que ha participado como vendedor en los “corotazos”.

Según dijo, este tipo de mercado supone también un beneficio para todos. «Muchas personas vienen a vender un pantalón, un par de calzado, una cartera, cualquier cosa para ayudarse para comprar (…) una medicina, algo que está carísimo y no se encuentra», relató.

Pero también, asegura, se benefician los compradores, ya que si un par de calzado cuesta aproximadamente 6.000 bolívares en un comercio tradicional, en este mercado se pueden conseguir en 1.500.

El de La Rosaleda es organizado hasta tres veces al año, dura un fin de semana completo y atrae a personas de los tres municipios de la subregión. Los organizadores ofrecen punto de venta, música, entretenimiento para los niños e incluso hacen rifas entre los presentes.

Herramientas, calzado, ropa, cualquier cosa es revendida en busca de dinero para “sobrevivir” a la crisis

Algunos se quejan de que no se hagan con mayor frecuencia o que sean permanentes. “La situación está difícil, yo le compré los zapatos a mi hija para el colegio en un corotazo de esos; ayuda mucho”, agregó Carmela Sánchez, vecina de Los Teques.

Aunque en Los Salias se organizan e incluso hacen promoción, en la capital mirandina son los llamados buhoneros quienes ante el alto costo de la mercancía han optado por vender lo que llaman “productos de segunda mano”.

“Camisas, faldas, pantalones y zapatos usados que están en muy buen estado”, refiere uno de los vendedores. “El sueldo no alcanza para comprar ropa, es una realidad dura, muy dura”, revela.

En Caracas

Otro mercado es el de Quinta Crespo, donde tradicionalmente se han ofrecido «segundazos» que ahora son una opción para amas de casa que no encuentran un repuesto, para mecánicos o cualquier persona que necesite hacer una reparación.

«Las cosas están ahorita que no se consiguen ni en la ferretería y aquí viene la gente y las encuentra», explicó Jesús Salvador, un vendedor que ofrece desde el «pitico» para ollas de presión hasta repuestos para máquinas de coser, en su mayoría alemanas, escasos en el comercio formal por la falta de importación.

Economistas explican que ante la «caída récord» del 30 % que experimentó el año pasado la capacidad adquisitiva del venezolano y una inflación que según cálculos fue de 240 % en 2015 y no 180 % como señala el Gobierno, el venezolano ve en la venta de cosas usadas una opción para «hacer caja e ir llevando los gastos mensuales»./ Con información de agencias/gf

Daniel Murolo-dmurolo@diariolaregion.net / @dmurolo

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