
Visitar la tumba de su padre muerto hace 35 años, resultó este domingo para Carmen Prado una experiencia traumática. “No pude encontrar su ubicación, el cementerio municipal es un caos de tumbas de hasta dos metros de altura, es un reflejo de Venezuela”, apunta.
Admite que tenía varios años sin llevar flores a su progenitor, problemas de salud y las historias contadas por amigos y familiares que indicaban que el camposanto local era peligroso y estaba abandonado la mantuvieron alejada. “Este domingo me armé de valor y le dije a mi esposo que me acompañara, fue una experiencia triste”, cuenta en la entrada del cementerio.
Como Carmen, los deudos que este domingo llevaron flores a sus familiares en el marco de la celebración del Día del Padre, se encontraron con un panorama desolador: basura y tumbas profanadas.
“Pasé horas buscando la ubicación de la tumba de papá, es imposible encontrarla entre tanto caos; hay que saltar por encima de estructuras de hasta dos metros, es deprimente”, reseña la mujer.
El malestar por el mal estado de la necrópolis tequeña fue general. “Fueron incapaces de al menos llevarse la basura sabiendo que hoy vendrían muchas personas a visitar sus muertos”, sentencia visiblemente molesta Olga Parra mientras señala con el dedo un promontorio de basura acumulado junto a la entrada.
Aseguran que la situación fue similar el Día de las Madres. “Tengo a mis padres enterrados acá, un cementerio debería ser un sitio para reflexionar, pensar, rezar y esto realmente es todo lo contrario; una viene corriendo, con miedo”, agregó la mujer.
Aunque las alcaldías suelen activar operativos de limpieza días previos a fechas emblemáticas como las de este domingo, todo indica que para la celebración de ayer no fue así. Bolsas de basura, escombros, pedazos de urnas, coronas secas y envases plásticos dominaban el panorama.
Las historias de tumbas profanadas se repiten con frecuencia, lo complicado de la geografía de la necrópolis y la falta de iluminación y seguridad las hacen atractiva para paleros, quienes ingresan en las noches en busca de cráneos.
“Uno escucha cuando entran y saltan la pared; uno sabe a lo que van, se llama a la policía pero nunca aparecen”, narra uno de los vecinos del municipal, quien no entiende como aún siguen permitiendo el entierro de personas en un espacio “claramente colapsado”.
Abarrotados
Los cementerios de Los Salias, Carrizal, San Pedro de Los Altos e incluso Paracotos lucieron ayer atestados de dolientes. Las quejas se repitieron en las parroquias guaicaipureñas por el “abandono”, mientras que en el resto de los municipios la molestia fue por el alto costo de las flores.
“Bs 600 un ramito de flores que da es lástima, habrá que salir a cortar flores del jardín de algún vecino para traer”, dijo en tono irónico Melisa Bello cuando salía del camposanto carrizaleño.
Aprovechando la gran afluencia, cientos de personas se apostaron a vender ramos y coronas a las puertas de los cementerios altomirandinos; “gasté Bs 1.200 en dos ramitos, es increíble a lo que hemos llegado en este país”, dijo otro de los visitantes.
Algunos reclamaron que las alcaldías no organizaran la tradicional misa. “me vine temprano porque generalmente instalan un toldo y dan la misa, pero hoy ni eso organizaron”. Recordaron a los alcaldes que es su deber mantener limpios los cementerios.
Malandros y zancudos
Cientos de envases plásticos llenos de basura, así como pedazos de urnas y huecos en las lápidas se convierten en criaderos de mosquitos, “ni porque hay zika se les ocurre –a las autoridades- fumigar o llevarse la basura”, reclama Pedro Vargas.
Javier Fernández, quien este domingo buscó ganar dinero extra ayudando a buscar agua y limpiando lápidas, dijo que la última vez que el municipal de Los Teques fue fumigado fue a principio de año. “Uno es el que se lleva el regaño de la gente que le reclama al ver ese basurero en la entrada, pero eso no es responsabilidad nuestra; es la alcaldía quien debe llevarse la basura”, dijo.gf
Daniel [email protected] / @dmurolo