Saldo de la OEA

La oposición venezolana, jugándoselas todas para la activación de la Carta Democrática Interamericana, dejó ver que vende la soberanía, la independencia y la autodeterminación de su patria

Los dos triunfos recientes de Venezuela en la Organización de los Estados Americanos no son poca cosa. El primero, a principios del mes de junio, a favor del diálogo como estrategia para dirimir las diferencias internas. Y el segundo, hace poco, con el consenso para evaluar la actuación de Luis Almagro, secretario general de ahí, por su parcialidad con la oposición venezolana, desde la Asamblea Nacional, e injerencismo estadounidense hacia nuestra nación. Les presento a continuación mi análisis de estas dos victorias.

Primero. El escenario internacional no es el mismo después de Hugo Chávez, quien asistió a la Cumbre de Quebec en 2001 y percibió que todos miraban en una misma dirección: la hegemonía de EE.UU. a través del Alca. Por ello promovió la creación de la Unasur, la Celac y el Alba, mientras luchó por la inclusión de la República Bolivariana de Venezuela en el Mercosur.

Segundo. La Mesa de Unidad Democrática perdió tanta legitimidad en la OEA que John Kerry, secretario actual de Estado de los EE.UU., expresó su deseo de dialogar con el mandatario nacional, con lo cual se evidencia la ineptitud de la MUD, que no le interesa solucionar problemas sino satanizar las propuestas del Gobierno nacional, valiéndose de su aparato mediático dentro y fuera del país, lo cual queda al descubierto en el tratamiento dado a los Comités de Abastecimiento Local.

Tercero. Esa derecha venezolana demostró cuánto necesita un libreto injerencista que le marque el rumbo para promover matrices de opinión al estilo de «crisis humanitaria» o «Estado Fallido», e incitar a la desestabilización económica y política con el aumento desmedido de precios de los alimentos y el desabastecimiento inducido por parte de comerciantes de derecha.

Cuarto. La oposición venezolana, jugándoselas todas para la activación de la Carta Democrática Interamericana, dejó ver que vende la soberanía, la independencia y la autodeterminación de su patria a cambio de poder y beneficios económicos, en alianza con sectores de ultraderecha en Latinoamérica, como el gobierno de Paraguay y la dictadura de Temer.

En definitiva, con esa oposición ni a la esquina, porque se vale del fraude, como el de las firmas chimbas para activar el Referéndum Revocatorio, y de la mentira, diciendo que no hay que comer pero esconden o encarecen la comida y así justificar su comportamiento golpista llamando a una invasión o pidiéndole a otros que decidan por un pueblo, mientras se dicen demócratas y acusan a otros de no serlo.

Isabel Rivero De Armas

aporrea.org

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