¡¡¡Vamos a exportar!!! ¿Es en serio?

Lo que queda entender del cierre fronterizo es que es una medida de carácter 100 % política, más no social, ya que hoy día no existen razones para mantenerla

En vista del gran problema financiero por el que pasa nuestro país, hemos oído la activación del motor para incentivar las exportaciones, cosa que aplaudo y que a decir verdad desconozco por qué se demoró tantos años para tomar en cuenta esta vía para el desarrollo del país; pero lo que más me hace ruido es invitar a los empresarios o comerciantes a exportar y lo hagan teniendo la frontera con Colombia cerrada al comercio lícito.

Recuerdo que esta medida fue tomada con la idea o excusa de proteger a los habitantes de esas zonas limítrofes por el incremento del contrabando de extracción debido al poco valor de nuestra moneda y los tantos subsidios que ciertos productos venezolanos gozan, lo que hacía que se les dificultara conseguir alimentos u objetos tan cotidianos como una simple bolsa plástica a los habitantes de esos poblados. Cualquier persona en el centro u oriente del país aplaudió o aplaude esta medida, pero lo cierto es que lejos de beneficiar a esos habitantes, el resultado fue el incremento del comercio informal y actividades delictivas.

Muchas de las grandes y medianas empresas que hacían parte del comercio binacional están radicadas en el centro del país, y optaban por la vía terrestre en vista de los costos reducidos, la rapidez en la entrega y recepción de sus mercancías, procesaban y exportaban a terceros países. Es decir, se daba trabajo tanto a los habitantes de las zonas fronterizas como los de los puertos marítimos, lo que se traducía en seguridad laboral para sus empleados y riqueza para el Estado. De ellos quedan muy pocos hoy día y quienes están lo hacen con nóminas reducidas al mínimo. Ahora bien, si nos vamos a los habitantes de las zonas fronterizas, de este comercio se beneficiaba desde el señor que vendía sus cafecitos, las pensiones, hoteles, restaurantes populares, conductores, mecánicos y pare usted de contar. Es decir, no empresarios o multimillonarios, sino personas de pocos recursos, pero que se ganaban su plato de comida dignamente y a su vez los pequeños comercios pagaban sus impuestos, producto de los ingresos que generaban por la actividad comercial binacional, lo que garantizaba de cierta manera los recursos a sus municipios y al estado venezolano.

Hoy día tenemos más de 300 días de este cierre de forma unilateral por el Gobierno venezolano y los resultados arrojan que la medida no ayudó en nada a los habitantes de las zonas limítrofes, sino que los ha perjudicado de una manera que aún están incrédulos a lo que están viviendo. Pero ya el daño está hecho y lo que se debe hacer es corregir esta situación, siempre se ha hablado del gran problema con el combustible por la enorme diferencia de precio entre ambos países, se han instalado estaciones de servicio para vehículos extranjeros a un precio internacional, pero aún persiste el contrabando de extracción. Mi cuestionamiento es el por qué no idear otra forma de evitar este daño a la nación sin perjudicar al soberano, como la implementación de peajes internacionales o tasas de salida a los vehículos que crucen la línea limítrofe, con lo cual no habría estímulo de comercializar el producto; solo se usaría para consumo directo. Claro, mejorando con lo recaudado esas zonas fronterizas, como los cruces entre ambos países, instalaciones modernas, escuelas, hospitales, entre otros, es decir, mejorar la calidad de vida del pueblo.

La reapertura de la frontera significaría ingresos en divisas que tanto está necesitando nuestro país, pero para ello se debe ganar de nuevo la confianza entre los proveedores y comerciantes del mundo entero, garantizándoles que una situación tan contraria y vergonzosa para la historia del comercio internacional de nuestro país jamás se repetirá, ya que el día de mañana se podría decir que por seguridad nacional quedan cerrados los puertos marítimos nacionales.

Lo que podemos entender sobre esta medida del cierre fronterizo es que es de carácter 100 % política, más no social, ya que hoy día no existen razones para mantenerla. Solo está en manos del presidente de la república solventar esta situación.

Es muy difícil que nuestro aparato productivo se reactive pensando solo en el comercio marítimo. Hay que apoyarlo por todos lados, pero no se puede hacer en cuestión de unos meses. Esto es algo muy serio que debe ser atendido sin pasiones espontáneas, es una cuestión de cubrir etapas, y del aporte de todos los actores del comercio internacional de manera conjunta sin ideales políticos, solo con la visión en el bienestar del pueblo, del soberano, que aún tiene confianza y fe en que el país saldrá de esta vergonzosa situación económica en la que estamos sumidos.

Ahyden J. Rosales S.a

aporrea.org

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