236 MUERTOS ENLUTARON LA CELEBRACION DE LOS 400 AÑOS DE CARACAS

TERREMOTO 02
Durante el terremoto de 1967, la Cruz de Caravaca de La Catedral de Caracas cayó desde lo alto, dejando su marca en el piso

“Desde lo alto de la catedral, la Cruz de Santiago guardiana de la fe cayó sobre el pavimento y hay quienes aseguran que al golpear contra la tierra cesó el terremoto… Sobre la calle la cruz está marcada, el pueblo estima su aparición como un milagro”.
Esta frase pertenece a un extracto del “Noticiero Nacional” de Bolívar Films informando sobre el terremoto de Caracas en el año 1967, cuando Caracas estaba de fiesta, celebrando los 400 años de su fundación con desfiles, carrozas y la escogencia de la reina de las festividades. Un ejército de intelectuales y artistas, dirigido por Jacobo Borges y Mario Robles, presentaba el espectáculo “Imagen de Caracas”.
Entre las avenidas Bolívar y México, en medio de un escenario compuesto por enormes pantallas colocadas en forma circular, el público asistía a una original interpretación de la historia venezolana, pero la euforia que acompañaba a la celebración se transformó en tragedia, cuando empezó a temblar.
Las esferas del reloj que miran al oeste de la torre de la Catedral de Caracas se rompieron y sus agujas se detuvieron a las 8:02 minutos de la noche del sábado 29 de julio de 1967, reflejando en su tétrico tiempo detenido el violento movimiento sísmico conocido como el “Terremoto Cuatricentenario de Caracas”.

Durante 35 segundos, Caracas se sacudió a una intensidad sólo recordada en la ciudad en 1812 y 1900. Poco tiempo más tarde, se produjo otro temblor de menor intensidad y duración y después, el angustiante silencio y la verdad que se expresó ante los ojos del mundo: cientos de vecinos de Caracas y del litoral central habían muerto y los daños materiales, inflándose minuto a minuto en proporción alarmante, pronto sumaron millones de bolívares.
La violencia del sismo rompió los equipos de percepción de movimientos telúricos del Observatorio Cagigal, pero se pudo ubicar el epicentro del mismo en la llamada zona sísmica exterior norte de Caracas que se extiende por más de 20 kilómetros entre las poblaciones de Arrecifes y Naiguatá, que fue la misma que causó los sismos de 1812 y del 1900. El terremoto se ubicó en 6,5 en la escala de Richter.
Las zonas de Caracas más afectadas fueron Los Palos Grandes y Altamira. Caraballeda sufrió serios daños y a través de la llamada Falla de Humboldt, sus ondas afectan el este de la ciudad, dejando un balance de 236 muertos, 2 mil heridos y daños materiales estimados en 450 millones de bolívares.
EN 1900
El día viernes 29 de octubre de 1900, cerca de las cinco de la madrugada, la región norcentral del país es sacudida por un fuerte terremoto: Macuto, Caraballeda, Naiguatá, Carenero, Higuerote, Guatire, Guarenas y muchos pueblos más sufrieron los efectos de este sismo.

En Caracas dejó 20 casas caídas, 21 muertos y más de 50 heridos. Se presentaron fenómenos de licuefacción en áreas de Barlovento. Este sismo fue conocido con el nombre de San Narciso y tuvo una intensidad de 8 grados en la escala de Ritcher.

Entre los heridos por el movimiento telúrico estuvo el presidente de República, Cipriano Castro quien, preso del pánico, se lanzó desde uno de los balcones de la Casa Amarilla y se fracturó un pie.

La Universidad Central, la Santa Capilla, las Iglesias de San José, La Pastora, Las Mercedes, La Trinidad, Santa Teresa y Santa Rosalía, así como numerosos edificios públicos y casas particulares, sufrieron daños de consideración.
EN 1812
El terremoto de 1812 es uno de los más controversiales de la historia sísmica de Venezuela y todavía, luego de muchos años de estudio, no se sabe a ciencia cierta qué pasó realmente en aquellos lejanos días, ya que hubo diversos factores que distorsionaron los hechos relacionados con este evento.

Los patriotas celebraban el segundo año de la nueva República planificando recuperar la región de Guayana del dominio realista y se preparaban para resistir el avance de las tropas del general Monteverde que, desde Coro, se dirigían hacia Barquisimeto y habían tomado Carora el día anterior al gran temblor de tierra.
El terremoto del Jueves Santo, como ahora se le conoce, gran conspirador de la naturaleza, sumó su fuerza a la de los conspiradores civiles y militares que continuaban fieles al poder del rey español Fernando VII, “El Ungido del Señor”, como le decían los miembros del clero, quienes aprovecharon la tragedia para sumar adeptos a la causa realista, con el argumento de que el sismo era el castigo divino a la arrogancia rebelde.
Argumentaban que el terremoto ocurrió en Jueves Santo, día en que comenzó la revolución, en el momento que las tropas, en traje de gala, estaban apostadas en las entradas de los templos, repletos de gente, esperando la salida de las procesiones para adornarlas y acompañarlas: fue precisamente en el derrumbe de esos templos y de los cuarteles donde murió un gran número de soldados, quedando enterrados bajo los escombros junto con sus armas y municiones. La superstición y el fanatismo religioso inspirado por el terremoto lograron inclinar la balanza en favor del gobierno español.

La sismicidad en Venezuela está relacionada con la actividad de fallas que entrecruzan el país. El principal sistema de fallas sismogénicas está formado por las fallas de Boconó, San Sebastián y el Pilar, las cuales forman el límite principal entre la Placa del Caribe y la Placa de Sur América. Además de las fallas antes mencionadas, existen otras fallas menores tales como: Oca-Ancón, La Victoria, Urica, entre otras, capaces de producir sismos importantes en nuestro país.

Edda Pujadas, @epujadas.-

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