Como cada tarde al terminar la jornada durante este viaje a Polonia, Francisco se asomó al balcón del arzobispado para dar un pequeño discurso.
Recordó que hoy visitó los campos de exterminio nazi de Auschwitz-Bikernau, donde se siente el “dolor y la crueldad de hace 70 años” y se preguntó: “¿Pero es posible que nosotros los hombres seamos capaces de hacer estas cosas?.”
Y agregó: “No quiero amargaros, pero os tengo que decir la verdad. La crueldad no se ha terminado en Auschwitz. También existe hoy”.
“Hoy se tortura a la gente. Tantos prisioneros son torturados para que hablen. Es terrible. Hoy hay hombres y mujeres hacinados en las cárceles superpobladas. Viven como animales. Hoy existe aún esta crueldad”, dijo.
El pontífice argentino, que hablaba en italiano y un sacerdote polaco traducía para los fieles, explicó que en Auschwitz murieron ahorcados, fusilados o con el gas, pero que “en muchos lugares donde hay guerra sucede lo mismo”.
Y después les invitó a rezar “por los hombres y mujeres torturados en tantos países del mundo y por los presos hacinados como animales”.