30 kilos. Ese es el peso que ha perdido Deivis en lo que va de año. No acudió a un nutricionista ni mucho menos se sometió a un régimen de pérdida de peso: su sueldo apenas le alcanza para adquirir algunos productos y por su trabajo no tiene tiempo de hacer colas para intentar adquirir mercancía regulada.
–No sé qué es una arepa, mantequilla, charcutería, granos, café, leche ni pasta. Con suerte una vez a la semana puedo comer media canilla que comparto con mi esposa y la paso con agua, porque como no se encuentra azúcar nos abstenemos de preparar jugos naturales. Igualmente extraño comer un buen perico porque desde los huevos, pasando por la cebolla y el tomate están por las nubes.
Como este relato abundan en distintas zonas del país, donde sufren con mayor o menor fuerza los estragos de la escasez de alimentos, así como la inflación que hace que los 15.051 bolívares mensuales garanticen, estirados, la compra de comida para unos cinco días para una familia promedio de cinco personas.
El resultado no es solo gente flaca sino desnutrida y con déficit de nutrientes esenciales como el calcio, según se desprende del Estudio Latinoamericano de Nutrición y Salud (ELANS 2015), en el cual aseguran que las mujeres tienen un déficit de 92, 9 %.
¿La razón? La exclusión de la dieta diaria de productos como la leche, la cual llega esporádicamente a los anaqueles de los supermercados y por la cual hay que hacer maratónicas colas entre 9 y 12 horas para tener la posibilidad de adquirirla, o tener la disponibilidad de pagarla con mil por ciento de sobreprecio, así como del queso, cuyo kilo se cotiza, el más barato, en 3 mil bolívares la versión popular.
“Yo estoy sobreviviendo con un café sin azúcar y una galleta de soda en el desayuno y en el almuerzo procuro prepararme alguna ensalada con lo que encuentre más barato en el abasto, mientras para la cena como medio plátano sancochado. Todo lo paso con agua porque hasta el refresco se puso caro, dos litros ya marcan 1.200 bolívares y no es saludable, pero si lo comparas con los costos de las frutas te sale mejor la bebida artificial, así que de vez en cuando me permito ese lujo”, confesó Mariela Querales, residente de San Pedro de Los Altos.
Los más
golpeados
Según estudios del Observatorio Venezolano de Salud (OVS), en el interior del país están sufriendo más fuertemente el desabastecimiento generalizado de productos. “La distribución en la zona geográfica es distinta porque se observó que quienes consumen más kilocalorías son los habitantes de la parte Centro Occidental de país. Los Andes (2,140), Central (2,122) y Occidental (1,935), mientras que aquellas que consumen menos son las regiones Orientales y Sur de Venezuela; Guayana (1,705), Oriental (1,776), Capital (1,820) y Los Llanos (1,859)”.
Una de las zonas más golpeadas del oriente es Cumaná. “Yo solía pasar mis vacaciones allá, pero la situación está tan crítica que tuve que llevarme desde mi pasta dental, pasando hasta por lo que iba a comer cada día. Es tan deprimente que a la semana me devolví, cuando la previsión era pasar un mes”, relató Josefina Hernández.
–La gente hace colas de 5 y 9 horas para comprar dos campesinos o cuatro canillas. Es tan crítico que durante el tiempo que estuve allá no vi a nadie preparando comida, todos se alimentaban con pan solo y refresco. Fue tal mi depresión que el mercadito que había llevado para mí se lo dejé a mi comadre y me devolví a Los Teques, donde por su cercanía a Caracas y por ser capital de un estado tan importante como lo es Miranda, aún llega mercancía, así sea de forma intermitente y después de calarse tremenda cola, pero al menos de vez en cuando llega harina, arroz y aceite, mientras que allá en lo que va de año no ha llegado ni lavaplatos. No sé a dónde iremos a llegar.gf
Johana Rodríguez-jrodriguez@diariolaregion.net/@michellejrl