A casi 3 mil % asciende la diferencia de precios entre los productos regulados y los que ofrecen los revendedores, lo que justificaría las nueve horas que muchas amas de casa pasan a las afueras de los supermercados intentando adquirir productos a “precios justos” para no descalabrar demasiado el ya escueto presupuesto familiar.
“No es lo mismo pagar un de jabón de baño en 100 bolívares que en 1.300, precio al cual lo revenden los bachaqueros que están atentos a las alzas que realiza el Gobierno para ellos actualizar su lista de precios, como si ya no estuviera suficientemente elevada”, reflexionó Bárbara Jiménez, quien desesperada por no hallar jabón, terminó lavando su larga cabellera con lavaplatos, invento que le costó ir a la peluquería a que repararan el daño hecho por el producto que no es apto para ese uso, y gastar un dinero que no tenía previsto.
–A muchos les parecerá cómico, pero cuando mi cabello se secó quedó como una escobilla; la peluquera impresionada me preguntó qué me había pasado y con la vergüenza que tenía le dije que me había echado un champú chimbo. Es desesperante no tener cómo cocinar, limpiar la casa, ni asearse (…) ya me queda mi último desodorante y estoy al borde de la locura porque una vez me coloqué bicarbonato y pasé tres días irritada.
Como estos relatos abundan en la Venezuela de hoy, donde los compradores están atrapados en una espiral de escasez e inflación que lleva a escasear 90 % de los productos de la canasta básica y que el presupuesto se vaya íntegro en la compra de los alimentos que aún se encuentran bien sea en los anaqueles o en manos de los revendedores, según lo reflejan los constantes monitoreos que realizan desde el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas- FVM).
Trabajadores vs
empresarios
Mientras los trabajadores se quejan de que el salario mínimo integral sigue siendo insuficiente para todos los gastos cotidianos que hay que asumir, los empresarios buscan los mecanismos de disminuir los egresos para que el incremento de 50 % vía decreto presidencial que entra en vigencia este jueves primero de septiembre no termine de llevarlos a la ruina.
“He tenido que prescindir de tres empleados que estaban en período de prueba porque solo en ellos se me irían más de 200 mil bolívares y la clientela ha bajado drásticamente en el restaurante que en adelante será atendido por mi esposa y por mí, así como el empleado que ha estado con nosotros desde hace 5 años, quien lamentablemente siempre había ganado por encima del mínimo, pero a quien no le podremos pagar más que lo que es obligatorio por ley”, confesó Guillermo Suárez, encargado de un restaurante en el casco central de Los Teques.
–Solo en cestatickets el pasivo aumentó una barbaridad y aunque muchos alegan que no tiene incidencia, sí es un duro golpe para toda empresa, incluso para el sector público, porque apenas estábamos adecuándonos al monto de 18 mil cuando sin ton ni son nos aumentaron a más de 40 mil. Eso pega aquí y en Pekín.
La opinión es compartida por Darío Meza, encargado de un local que según él cada día luce más desierto. “Si la situación no da un giro en el país, lastimosamente mi venta de desayunos que es un emprendimiento que está por cumplir 10 años, tendrá que bajar las santamarías en diciembre porque todas las semanas es una lucha con los proveedores que traen precios nuevos y hay que ingeniárselas para sustituir ingredientes sin perder la calidad del menú que ofrecemos”.
–Durante una época decían que los negocios que nunca quebrarían en el país serían funerarias, licorerías y ventas de comida, pero los últimos dos están guindando sin ser adornito de navidad porque no hay quien aguante los constantes cambios de precios ni la merma de clientes reflejada en las ganancias cada vez más baja vs más pasivos laborales.gf