Contra viento y marea

La limitación de máquinas es prueba del pánico que siente el gobierno de imaginarse a la gente cerrando filas para manifestar su voluntad

Eran un “secreto a voces” las condiciones que descaradamente pretendían imponer las rectoras del CNE, cumpliendo instrucciones desde Miraflores. Porque eso debemos tenerlo muy claro, ese no es un poder autónomo, es un “ministerio de asuntos electorales” dependiente del ejecutivo nacional. Por cierto, todo en minúsculas, a propósito. Ante este juego cantado, la MUD ya había advertido que “no avalaría violaciones a la Constitución Nacional”. En eso hay unanimidad. Todos estamos en esa línea de luchar “contra viento y marea”, como lo hemos venido haciendo, y ejemplo de ello fue la cruzada titánica que dimos el año pasado para obtener un rotundo y magnífico triunfo en las elecciones parlamentarias.

Recordemos que el régimen modificó los circuitos, nos arrebató siglas de partidos políticos, en la mitad del camino atravesó resoluciones prevalidas de una supuesta defensa de los derechos de las mujeres, realizaban cadenas de TV y radio, amenazaron a los empleados públicos, hicieron derroches financieros y metieron presos a líderes de la Unidad, y al final de cuentas, los derrotamos ampliamente. Luego protagonizamos la jornada épica de la validación de firmas de cara a la promoción del Referéndum Revocatorio. También lo logramos.

Esa historia la conoce el régimen de “cabo a rabo”. Sus asesores y tácticos han examinado los detalles de cada escenario. Por eso implosionan la vía del Revocatorio, aunque ello lleve implícito patear la mismísima Carta Magna. Al fin, para ellos no es más que “una bicha”. Eso de fraccionar el Revocatorio por estados es sencillamente inaceptable. Solo basta leer el artículo 72 constitucional. Además nos quieren imponer un “Revocatorio con siesta”, con un caprichoso horario cortando el día. La limitación de máquinas es prueba del pánico que siente el gobierno de imaginarse a la gente cerrando filas para manifestar su voluntad. Creen que colocando las máquinas en los llamados “centros rojos” impedirán que revoquen a Maduro.

Están equivocados, ya esos centros no son rojos incondicionales, porque esa gente pasa hambre y sufre en carne propia los embates de la inseguridad y la inflación. Los propios chavistas están desesperados por salir de Maduro. Apostamos por la defensa de nuestro derecho a Revocatorio, eso no es un regalo ni una concesión de las rectoras. Es lo que dicen la Constitución y leyes de la República. No es como les venga en ganas a los “enchufados” para que nos matemos como “Chacumbele”. En todo caso, vamos con nuestro Revocatorio, aunque sea un Revocatorio moral, movilizando al pueblo que no quiere a este régimen “hasta el dos mil siempre”.

Mitzy C. de Ledezma 

 

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