En una guillotina difícil de evadir se ha convertido la entrada de la Universidad Politécnica Territorial de los Altos Mirandinos Cecilio Acosta (Uptamca), donde los robos de celulares están a la orden del día, cortesía de los motorizados que merodean la calle Alí Primera desde que abre hasta que cierra la institución universitaria.
“No hay horas específicas: puede ser bien tempranito llegando, a mediodía cuando sales a sacar una copia o cuando te retiras de clases a eso de las 8:30 p.m. Procuramos salir en grupo hasta la estación Alí Primera del Metro Los Teques, pero ahora llegan en bandas para atracar por grupo y salir con varios teléfonos celulares en un solo atraco”, denunció una estudiante de Administración.
–Cada día hay menos vigilantes en la universidad. Como no están armados lo máximo que pueden hacer es advertirnos que hay extraños merodeando la zona y que guardemos lo mejor que podamos los equipos. Sin embargo, hay compañeros a quienes les han arrebatado los bolsos completicos y termina siendo peor porque uno carga guías, libretas y otros implementos que no son nada fáciles de reponer por la situación país.
La situación ha sido reportada en reiteradas ocasiones por vecinos a los cuerpos de seguridad. “Cuando ocurre algo de relevancia mandan a las patrullas, pero lastimosamente lo más que dura es dos meses consecutivos y luego se pierden hasta que ocurra algo nuevamente, tal y como hicieron los uniformados de Poliguaicaipuro”, atajó la entrevistada.
La inseguridad, que también causa estragos en la sede de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV), donde han reportado el ingreso de vándalos para cargar con mercancía ajena, lleva a que por solicitud de los alumnos las clases terminen antes de lo estipulado en el horario formal.
“Se supone que las clases son hasta las 10:10 p.m., pero la realidad es que lo más tarde que salimos es a las 9:00 p.m. porque la inseguridad ha provocado que las rutas de transporte se recojan más temprano y no hay bolsillo que aguante pagar taxi todos los días, sobretodo si consideramos que hay mucha población estudiantil de Paracotos, Tácata, Las Tejerías y Charallave”, dijo Giselle Caicedo, estudiante.
–Eso resta a la calidad educativa, pero en estos tiempos hay que poner en una balanza las ganas de estudiar y echar para adelante vs preservar la vida y lo poco que uno con sacrificio se puede comprar.gf
Johana Rodríguez jrodriguez@diariolaregion.net/@michellejrl