Que las FANB pongan orden en casa

Si el fascismo insiste en no coger mínimo y colmar nuestra paciencia, entonces que sea el pueblo y ejército quienes tomen calles y avenidas para poner orden en casa

Si aspiramos a que el cacareado diálogo arroje aunque sea un resultado parcial, será condición sine qua non que se produzca un deslinde en la MUD, porque en su heterogenia pugnan, cohabitan, visiones distintas de asalto al poder. De modo que no hay que hacerse falsas ilusiones con el encuentro entre el gobierno y la oposición, pues se sabe que fue aceptado a regañadientes por solicitud del Vaticano, y el acompañamiento de Unasur y los tres exmandatarios de Panamá, República Dominicana y España. Y porque tenemos un rollo bien largo de esa cabuya, advertimos que son malos todos los augurios que rodean el sonado diálogo, pues no había comenzado el esperado encuentro en el Poliedro de Caracas, cuando ya se oían sonar los tambores de la guerra.

Es público y notorio que el 11 de noviembre vence el plazo ridículo que dieron los rabiosos voceros de la MUD. De ahí que sea pertinente que el Estado y la Fanb piquen adelante, a fin de repeler cualquier intento de subversión del orden público. Esta vez, deberá haber cero tolerancia con quienes amenazan con incendiar las calles y derramar toda su resina de odio. Por ello, a partir del 11 de noviembre se espera y aspira que el gobierno dé respuestas enérgicas y oportunas; y que no se ceda un centímetro para meter por el aro a quienes creyeron que la amplitud es parranda de chuco. Que deben meter preso a unos cuantos terroristas, y que los tribunales impartan justicia en defensa del sosiego nacional, eso es mil veces preferible que dejarnos oler el pan por fatuos y aventureros que pretenden pajearnos las fiestas decembrinas. Total, los hechos han demostrado que la MUD es como esos perros que ladran y no muerden. ¿O me equivoco?

En apretada síntesis, necesario es precisar que el 80 % de los venezolanos pide a gritos que le cambien el desagradable cassette de la exagerada tolerancia, que cese la pelea de perros y gatos que degrada el debate político, porque hasta las piedras saben que los ciudadanos no soportan más este fastidioso guion que impuso Washington a sus perrunos lacayos. Así que si el fascismo insiste en no coger mínimo y colmar nuestra paciencia, entonces que sea el pueblo y ejército quienes tomen calles y avenidas para poner orden en casa. Lo demás son cuentos de camino y conversaciones de arrieros.

Freddy Elías Kamel

aporrea.org

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