El triunfo de Trump

La victoria del magnate no supone cambios radicales en EE.UU., porque en el fondo Donald y Hillary representan un lado y otro lado de la misma burguesía estadounidense, del capitalismo, del imperialismo

 

Se cumplió nuestra predicción en Estados Unidos. Poco antes del inicio de las elecciones dijimos: «Donald Trump puede ser el batacazo electoral», y fue lo que ocurrió; leer mi artículo anterior: http://www.aporrea.org/internacionales/a236795.html.

Cita textual del artículo: «Para ser Presidente de Estados Unidos, Donald Trump necesita que su discurso provocador encienda la llama del resentimiento social en la clase trabajadora blanca de ese país para que vote por su oferta racista y ultranacionalista. Trump necesita un alto porcentaje de votación». Todo esto terminó sucediendo tal cual.

Y fue así que el controversial, provocador, mediático y altisonante Donald Trump derrotó a la maquinaria electoral gubernamental de Clinton y es hoy el nuevo presidente de Estados Unidos de América.

Trump, con el voto mayoritario de millones de hombres blancos de la clase trabajadora (como lo advertía mi artículo anterior) derrotó el mito de que el voto latino anti Trump garantizaba un triunfo de Hillary Clinton.

Sin embargo, no crea nadie que Trump podrá hacer lo que le de la gana con EE.UU.. El régimen imperialista no es susceptible a ser transformado radicalmente por un solo individuo, ni para bien ni para mal.

El mundo vio una competencia electoral llena de ataques personales y triunfó la molestia popular contra el gobierno de Obama y Hillary. De eso se alimentó Trump.

Mientras los temas serios no fueron atendidos, aconteció un show farandulero anti Trump que no funcionó electoralmente.

Ver video: Hillary Clinton & Alicia Machado vs Donald Trump https://t.co/1aw4nN7FW6.

Por primera vez, un personaje ajeno a los partidos políticos conquista la presidencia, y ese es el millonario Donald Trump, quien se apoderó del partido republicano hace poco más de un año y desde entonces su carisma mediático resultó demoledor para sus adversarios en su camino a la Casa Blanca.

A diferencia de lo que mucha gente piensa, la victoria de Trump no supone cambios radicales en EE.UU. porque en el fondo Donald y Hillary representan un lado y otro lado de la misma burguesía estadounidense, del capitalismo, del imperialismo, en fin, de grandes poderes corporativos que manejan a EE.UU. y a buena parte del mundo, o sea, son casi que la misma gente. El imperio seguirá imperio.

Pase lo que pase a lo interno de EE.UU., lo prudente es que el gobierno de Venezuela mantenga su línea recientemente aplicada desde la visita de Thomas Shannon a Caracas: diplomacia constructiva, diálogo y apego al Derecho Internacional con la potencia del norte.

Jesús Silva R.

aporrea.org

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