Familias completas se organizan para comer de los basureros

Ferias agrícolas y el mercado municipal de El Paso se han convertido en los principales lugares para hurgar entre los desperdicios que son abandonados por vendedores y camioneros
Ferias agrícolas y el mercado municipal de El Paso se han convertido en los principales lugares para hurgar entre los desperdicios que son abandonados por vendedores y camioneros

El hambre sigue aumentando en Venezuela como consecuencia del alto costo de la vida y de la escasez en productos básicos para el consumo masivo, lo que ha generado que existan venezolanos que comienzan a vivir en condiciones infrahumanas y se estén organizando en grupos de conocidos o en familias completas para poder comer los desperdicios botados en los basureros.

La situación resulta deprimente y humillante para el politólogo Sergio Graffe, quien reflexiona que “si bien hasta hace poco era un comportamiento individual de algunos indigentes aislados, ahora lo observamos en grupos organizados cuyos integrantes se turnan por horario y por rubro para poder aumentar la cantidad de desechos recogidos y luego comerlos como si se tratara de un almuerzo o cena familiar”.

–En Los Teques hemos podido detectar cómo grupos de personas asisten a las ferias agrícolas, mercaditos de la ciudad o a los tarantines que venden hamburguesas y perros calientes para hurgar en los recipientes de la basura y están tan organizados que cada uno tiene su propio territorio, y si alguien lo invade se forman peleas que han terminado en heridos.

Sin embargo, el caso más alarmante y dramático se está presentando en el mercado municipal de El Paso porque desde muy temprano llegan los grupos y se distribuyen el “trabajo” de acuerdo a los productos en venta; y de esa forma, unos se van a la zona agrícola a recolectar plátanos, frutas y hortalizas; otros, cubren la zona donde venden empanadas o comida; otros son los encargados de pasar por las carnicerías donde recogen pellejos de pollo o carne de res y finalmente terminan en el botadero de basura para contabilizar el acopio del día para proceder a hacer una “comida” que comparten entre todos como si se tratara de una actividad “normal” para poder sobrevivir.

La escena que era esporádica ya se ha vuelto recurrente para los comerciantes, quienes apuntan que la mayoría de las personas que ejecuta la práctica son residentes de Ramo Verde.

“Vienen amas de casa con sus hijos y esposos; se distribuyen las tareas: unos clasifican materiales como cartón, plástico y papel para revenderlo por peso, mientras otros abren las bolsas donde se ven desechos de verduras y hortalizas para cargar con lo que consideran es comestible”, apuntó Fernando Bracho, quien labora como carretillero en el mercado donde al menos una veintena de personas hurga entre la basura a diario.

–Antes se veía uno que otro indigente y perritos callejeros, pero ahora se ve a personas que no están mal vestidas tratando de conseguir la comida del día. Lo más dramático es que hay quienes con el hambre que los agobia comen directo de la basura. Los más discretos cargan con su mercancía en bolsas y la preparan y degustan en la privacidad de su hogar (…) A muchos les parece algo extremo, pero cuando vas al mercado y ves un paquete de granos en casi 5 mil bolívares entiendes la desesperación de mucha gente.

Mientras unos achacan el nuevo comportamiento a la “guerra económica”, otros apuntan que con la llegada de mercancía importada pocos son los bolsillos que resisten el impacto, mientras que para Graffe “la falta de una eficiente política pública para combatir la hambruna es parte de este grave problema, porque aunque familias completas logran subsistir, lo hacen bajo el riesgo de una enfermedad por consumir productos en mal estado o que han sido probados previamente por perros, ratones o cucarachas”.

Riñas por las bolsas

Camioneros que van a descargar al mercado de El Paso señalan que en ocasiones ni dejan que lancen las bolsas. “Ya conocen nuestros horarios, nos esperan y se pelen por quitarse las bolsas para llevarse lo menos magullado”, dijo Roberto Castro, quien es chofer de un camión de verduras cosechadas en las parroquias El Jarillo y San Pedro de los Altos que son comercializadas en distintos puntos de los Altos Mirandinos.

Johana Rodríguez jrodriguez@diariolaregion.net/@michellejrl

Salir de la versión móvil