Europa lanza Galileo el «GPS europeo»

Europa lanza este jueves los primeros servicios de su sistema de navegación por satélite, Galileo, que promete ofrecer a los usuarios una geolocalización más precisa que su rival estadounidense, el GPS.

«Galileo aumentará en 10 veces la precisión de la geolocalización, y sacará partido de ello la próxima generación de productos tecnológicos como los coches autónomos, los dispositivos conectados o los equipos y servicios de las ciudades ‘inteligentes'», explica Maros Sefcovic, comisario europeo de Energía, citado en un comunicado.

Sólo unos pocos privilegiados, quienes posean el único smartphone compatible con Galileo, el Aquaris X5 Plus del fabricante español BQ, podrán recibir la señal del sistema de navegación este jueves.

Éstos podrán utilizar gratuitamente Galileo para encontrar una farmacia, el mejor itinerario para irse de vacaciones o controlar su zancada al correr.

Según la Comisión Europea, una sencilla actualización bastará para que algunos dispositivos puedan utilizar la nueva tecnología. Pero habrá que tener paciencia para asistir a un llegada masiva de productos compatibles con Galileo.
«Cerca del 10% del PIB europeo depende hoy en día de los sistemas de navegación por satélite, una cifra que podría alcanzar el 30% de aquí a 2030», según el CNES, la agencia espacial francesa.

Europa afronta la competencia del GPS estounidense, el Glonass ruso o el Beidu chino, que ya están en servicio. «Empezamos con retraso, pero corremos mucho más rápido», asegura Jean-Yves Le Gall, presidente del CNES.
Totalmente operativo en 2020

El sistema europeo pretende ser más eficaz que sus competidores al ofrecer una geolocalización más precisa, con un margen de error inferior a un metro.

Otro avance de Galileo concierne las operaciones de búsqueda y rescate: toda llamada de emergencia será visible, en tiempo real, desde cualquier lugar del planeta.

Además, los relojes de los satélites de Galileo miden el tiempo con un margen de error de unas milmillonésimas de segundo, un servicio útil para los bancos, los seguros y los proveedores de energía.

El proyecto, financiado por la Comisión Europea, se aprobó con un presupuesto inicial de 3.000 millones de euros y un plazo que preveía su lanzamiento en 2008.

Pero una serie de contratiempos llevaron su coste a más de 10.000 millones de euros y aplazaron su lanzamiento.

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