La conspiración idiota

En el momento en que se le arrebató el Referéndum Revocatorio al pueblo venezolano ya se consumó el golpe de Estado

Roberto Enríquez
Es una tras otra, tras otra. Hace tres semanas, media Venezuela sin gasolina, después no hay cien millones de dólares para pagar los bonos, después una macro devaluación que lleva el valor del bolívar con el dólar de 1.000 a 4.000 bolívares, después entramos en el club de los países de hiperinflación con una inflación en noviembre de 221 %, y esta semana un decreto que invalida la mitad del papel moneda existente del país en 72 horas.
¿Qué hay detrás de todo esto? El gobierno dice que la extracción sistemática de billetes es un mecanismo del imperio y de mafias parasitarias para atacar Venezuela. Bueno, eso y la iguana.  Hay quienes dicen que es un intento del gobierno de legitimar dinero negro. Desde hace ya 18 años que en Venezuela no hay ningún control bancario para dinero de dudosa procedencia. Eso solo ocurre en Estados Unidos y Europa. Aquí le abrimos una cuenta a cualquier Osama Bin Laden si es posible. Otros creen que se quiere crear una desestabilización social para dar un golpe militar, pero ya el golpe militar se dio. En el momento en que se le arrebató el Referéndum Revocatorio al pueblo venezolano ya se consumó el golpe de Estado. Pero aún en los códigos del más primitivo dictador, el absurdo de tener a millones de personas desenfrenadas cambiando billetes, abriendo cuentas, haciendo colas en los bancos y cajeros, sigue siendo una incógnita para muchos. Para mí la respuesta es simple, “La Navaja de Occam”, “Lex Parsimoniae”; es decir: la explicación más sencilla es siempre la mejor, en este caso es que este autobús lo está manejando un loco.
Este segmento se lo escribo al alto mando militar. Es materialmente imposible cambiar la moneda de un país en 72 horas. Ustedes, que saben de logística, deben entender que el absurdo que cometió el presidente Maduro no tiene un símil en la historia. La Unión Europea tardó 6 meses para cambiar sus monedas. No ataquen a un pueblo indefenso con hambre y ahora sin capacidad de hacer transacciones por las estupideces de este señor. Les exijo como venezolano que paren la violencia contra el pueblo indefenso. Como dice la Conferencia Episcopal en su carta: sean humanos, caminen con el pueblo, vean el sufrimiento. Tengo la certeza que muchos de ustedes sufren lo mismo que el resto de los venezolanos, tienen familiares haciendo colas por comida o billetes, tienen familiares enfermos sin medicamento; en fin, son venezolanos y no marcianos. Aunque no puedo decir lo mismo de todos.
La economía tiene arreglo. Pero como hay que ir a un médico para curarse de una enfermedad, y a un mecánico cuando nos falla el carro, en este caso hay que buscar a los mejores economistas para encontrar una solución y terminar esta locura. Necesitamos una transición pacífica en donde estemos todos unidos.

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