Sobre Julio Borges

La primera decisión de la Asamblea Nacional debe ser declarar el abandono del cargo a Nicolás Maduro antes del 10 de enero

A partir de este 5 de enero, a Julio Borges le toca ser el primer presidente del parlamento venezolano de mi generación. En un 2017 que se vislumbra difícil. Venezuela sometida a un brutal golpe de Estado que le arrebató el derecho al sufragio a los venezolanos en el referendo revocatorio.

Julio Andrés comienza su presidencia parlamentaria sometido al asedio de un gobierno al que si no te le doblegas te tira a matar. Cuando de dignidad se trata, es preferible estar muerto que doblegado. Son varios retos los que tiene Julio por delante. El primero, reconstitucionalizar a Venezuela, y eso pasa por hacer valer el peso institucional de la Asamblea Nacional y rescatar el estado de derecho en el país.

Soy un convencido de que la primera decisión de la Asamblea Nacional debe ser declarar el abandono del cargo a Nicolás Maduro antes del 10 de enero. No porque ello implique que la FANB y el TSJ van acatar en lo inmediato esa decisión y el CNE convocaría, como corresponde, elecciones presidenciales en los 30 días siguientes. Eso sería generar una expectativa irresponsable. Lo planteo porque entiendo que nos abre el camino constitucional para exigir elecciones presidenciales que le impidan a Maduro dejar a un vicepresidente con el mismo Gobierno. Y al unísono despertar un gran movimiento popular que, asido de la Constitución, exija elecciones presidenciales, recuperar aliados internacionales, tema que Julio maneja muy bien. Y todo esto se podría lograr dando ese primer paso prometido a los venezolanos. Declarar el abandono del cargo antes del 10 de enero basados en la Constitución. He allí una nueva agenda de lucha. Hacerlo después de esa fecha, honestamente, no le veo ningún sentido.

Por otra parte, creo que el parlamento debe enfrentar las irregularidades en la sala constitucional del TSJ, con decisiones desde el parlamento que de una buena vez declaren la nulidad de los actos inconstitucionales que designaron nuevos magistrados en una maniobra soterrada. Y naturalmente, designar los rectores del CNE que constitucionalmente le corresponde designar al parlamento.

Reinstitucionalizar y reconstitucionalizar a Venezuela. Devolverle el derecho al voto para cambiar de presidente a los venezolanos. La libertad de todos los presos políticos, sin excepciones. Sobre esas premisas si se puede y debe dialogar con el Gobierno, pero para más vacilones no tiene sentido.

La verdad es que a Julio le deseo toda la suerte del mundo, porque allí va la suerte del país. Tuve la oportunidad de conocerlo cuando éramos dirigentes estudiantiles, él en su Proyecto 90 y yo en mi ANE. Le respeto su tenacidad. Aunque no me ha pedido consejos, le recomiendo amplitud, tolerancia, humildad, inclusión, firmeza, tejer para unir y no imponer para romper, comprender el pluralismo propio de toda dinámica política y liderar para convencer, sumar y no excluir. En fin, no soy amigo de pequeñeces y mezquindades. Quien me conoce, sabe que me gusta decir lo que pienso y siento, y si me equivoco, pues veo cómo le hago para remendar. Desde el corazón, confieso que en este momento mi ánimo solo me da para desearle éxito a Julio Borges como presidente de la Asamblea Nacional. Su éxito será el éxito de una generación, pero especialmente de toda Venezuela.

Roberto Enríquez 

 

Salir de la versión móvil