Un estudio ha descubierto que las personas que tienen habitualmente niveles altos de actividad física poseen telómeros significativamente más largos que aquellos que tienen estilos de vida sedentarios, o incluso los que son moderadamente activos. Recordemos que los telómeros son los extremos proteicos de los cromosomas y que equivalen a nuestro reloj biológico.
Sin diferencia entre sedentarios y moderadamente activos
Los resultados demostraron que los adultos con altos niveles de actividad física tenían telómeros con una ventaja biológica de envejecimiento de 9 años sobre los sedentarios y una ventaja de 7 años en comparación con las personas moderadamente activas. El ejercicio muy activo fue delimitado en 30 minutos de running para las mujeres y 40 minutos para los hombres, cinco días a la semana.
Aunque el mecanismo exacto de cómo el ejercicio preserva los telómeros es desconocido, Tucker cree que puede estar vinculado a la inflamación y al estrés oxidativo: «Sabemos que la actividad física regular ayuda a reducir la mortalidad y prolongar la vida, y ahora sabemos qué parte de esa ventaja puede deberse a la preservación de los telómeros».