Las dudas razonables

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Para corregir algunas fallas y errores no hace falta una ANC, solo falta aplicar la Constitución vigente y el marco jurídico

Hoy a pocos días del próximo evento electoral del 30J, llámese elección de la Asamblea Nacional Constituyente, siendo irreversible su elección, instalación y puesta en marcha. Una ANC cuya Junta directiva tal vez ya tenga nombres y apellidos. Sin embargo, para los que con modestia le damos cierta interpretación a la política, inferimos que es la última carta del presidente Nicolás Maduro para mantener a flote el gobierno bolivariano y más importante aún: mantener la paz.

No es difícil predecir que, para continuar el chavismo en el poder, es de vital importancia que la ANC actúe independiente del alto Mando Político del Psuv, nada más errado que subordinarse a éste. Me sumo a los que piensan que la ANC tendrá la difícil tarea de cuidar el legado de nuestro comandante eterno Hugo Chávez; no es tarea fácil cuando todos sabemos que cuidar este legado significa aplicar de verdad: el golpe de timón, las 3R, la autocrítica, etc., etc., áreas encomendadas por Chávez al presidente Maduro y aún pendientes por ejecutar.

Llama poderosamente la atención que en las cortas exposiciones presentadas por algunos candidatos a la ANC, en lo particular no he percibido el compromiso de luchar contra la ineficiencia en el Estado. Nadie por lo menos promete meterle el ojo de verdad a las expropiaciones. ¿Por qué no producen? Solo se habla de poner “patas pa’rriba” a instituciones como la Asamblea Nacional (hoy en manos de la oposición), la Fiscalía General de la República (hasta hace poco en manos del oficialismo); es una grosería que nadie prometa poner patas pa’rriba las inspectorías del trabajo (cuyas decisiones van en contra dela Constitución y de la propia Lottt y dejan mucho que desear), tampoco se toca (ni con el pétalo de una rosa) a las empresas expropiadas (hasta ayer con cierta productividad y garantía de algunos derechos humanos, así como de los pasivos laborales).

Sería un error histórico, más allá de lo político, que la ANC piense como la élite del Psuv, donde predomina la nociva premisa: “no importa que alguien viole la ley, siempre y cuando sea un patriota”. Me sumo a los que piensan que para corregir algunas fallas y errores no hace falta una ANC, solo falta aplicar la Constitución vigente y el marco jurídico. Sin embargo, démosle el beneficio de la duda, y esperemos que actúe basada en una mejor lectura de la política del país y ejecutar lo que la mayoría quiere, que no es otra cosa que una verdadera lucha contra la corrupción (origen verdadero de todos nuestros males actuales y que ningún político dice).

Son conocidos algunos documentos relacionados con un caso “aislado” (según los más gobierneros actores), donde se demuestran algunas fallas gubernamentales ante violaciones a la Constitución, así como la ley actual del trabajo, por parte de una empresa expropiada, así como de instituciones (siendo evidente la indiferencia hacia los problemas del trabajador común), por lo cual es fácil deducir que estamos ante un estado cómplice, resaltando la falta de credibilidad del discurso del presidente Nicolás Maduro. Con mucha modestia sugiero que la próxima ANC no cometa los mismos errores de omisión. En mi humilde punto de vista creo que sería la forma de corregir la posible falta de legitimidad.

Jesús Jiménez

aporrea.org

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