“El tequeño no es solo un pasapalo es ahora un alimento de primera necesidad”

Fabrica de tequeños mas conocida está en las Cuatro Esquinas

Es administradora, enfermeras y bioanalista. Pero su pasión y su amor al trabajo y a la familia de la esquina de “Pasapalos El Dato” la mantiene atada al mostrador y a coordinar la lonchería de la fábrica que vende miles de tequeños a la semana. La esquina donde nació el tequeño está en la capital mirandina.

Roidi Perdomo cuenta con seis años en la empresa. “Nos ven como que no eres un producto  de primera necesidad y conseguir la materia prima ha sido una tarea cuesta arriba”, dice al señalar que les han negado el saco de harina de trigo a precio regulado por señalar que no es una alimento de primera necesidad.

“No ven que las madres viene por el tequeñito de fiesta para el desayuno o la merienda de los niños”, dice.

A finales de la década de los años 20, la ciudad de Los Teques fue testigo de la creación de un suculento pasapalo que nació en el seno de un grupo familiar que vivía al final de la calle Sucre y comienzo de la calle Páez del sector El Pueblo, mejor conocida como La Vuelta del Paraíso.

Allí con frecuencia se reunían amigos de la zona, y en una oportunidad la mayor de las hermanas Báez, Josefina Hernández de Oviedo, fue la responsable de innovar la gastronomía venezolana con la creación de unos canapés elaborados con los trozos de masa restante y queso, que gustó mucho entre familiares y amigos, pronto se comenzó a propagar entre sus conocidos «lo delicioso que eran los enrollados de queso que se freían en la casa de la familia Báez».

Debe salir bien temprano e su casa para llegar antes de las 7 am a la fábrica. “Vivo en una zona donde no hay casi transporte y debo madrugar para llegar hasta aquí”, dice.

Comenta que las madres van desde varias ciudades. “Hay una cliente que su hija solo come tequeño y viene todas las semanas de Caracas por su beba, los padres son los que más le buscan”, comenta que no solo es un pasapalo. “El tequeño debería ser un producto de primera necesidad como una panadería que hace el pan canilla”, relata mientras señala que cuando escasea el pan se hacen colas interminables para adquirir tequeños, y la masa de pastelitos. “Se resuelve un desayuno y una cena con un kilo de masa que no llega a 20 mil bolívares, peor rinde para varias comida”, destaca.

Tantos años en la popular esquina  de Pasapalos El Dato la hacen hasta saber con qué combina un tequeño o una empanada un cliente. “Sabes si van a pedir malta, jugo o solo agua. Conoces al cliente que siempre viene, aunque quizás ahora llegan menos que antes por los costos”, relata.

A partir de 1927 la fama del tentempié creció vertiginosamente y traspasó las fronteras de la capital del estado Miranda hasta llegar a los saraos y reuniones caraqueñas, donde las personas exigían degustarlo. Desde el año 199 está establecida la esquina El Dato como se le conoce desde la epoca colonial cuando las hermanas Báez hacían el delicioso tequeño.

Esta mujer realiza el pasapalo que lleva el nombre del gentilicio de la ciudad.

Una de las responsables es Luisa Casado, a quien se le atribuye ser una de las primeras en distribuir el tequeño, pues como maestra de cocina vendía comida para las fiestas de Caracas, Las Tejerías y La Victoria, entre esos pedían mucho los tequeños.

¿Dónde están los tequeños? Preguntaban los caraqueños de la década de los 60, y no haciendo referencia al delicioso canapé, sino a los habitantes de Los Teques que distribuían el pasapalo a cuanto sarao lo pidiera. De allí que se quedará forjado el nombre, sin querer, con el que hoy le llamamos comúnmente: tequeños y de ahí el gentilicio de los que habitan en la capital del estado Miranda enclavada en las montañas rocosas altomirandinas.

Pola Del Giudice

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