Fraude electoral a la venezolana

En la Venezuela Bolivariana de estos últimos 18 años, una de las razones fundamentales por la cual quien denuncia un fraude electoral no lo puede comprobar se debe a que la principal referencia considerada son los resultados de las actas que se emiten al final del proceso; sin embargo, aunque es un camino correcto, también es insuficiente porque a nivel universal se considera el fraude electoral como la intervención ilícita de un proceso comicial con el propósito de impedir, anular o modificar los resultados reales y ese concepto supone que se deben tomar en cuenta los eventos que sucedan antes, durante y después de una elección.

De acuerdo a estudios politológicos realizados en países en los cuales se han cometido fraudes electorales, las técnicas más recurrentes son suplantación del electo, coacción o presión al elector para impedirle que libremente elija el candidato de su preferencia, compra de votos, sustracción o introducción de actas electorales antes del cómputo de votos, adulteración de las actas de elección modificando las cantidades de sus resultados auténticos, caída de los sistemas de cómputo en red para confundir a la opinión pública y manipular los resultados electrónicamente, utilización de recursos ilícitos para aumentar el gasto de campaña y obtener ventaja ilegal en la publicidad, complicidad con funcionarios de los procesos electorales para ocultar las evidencias del fraude electoral, intervención del gobierno para favorecer a un candidato aliado, control de los medios de comunicación, uso de la fuerza pública para intimidar a los electores adversarios, manipulación de los sistemas de cómputo, soborno a los testigos de mesa del candidato adversario y falsificación de firmas de testigos contrarios de mesa ante eventualidades judiciales por denuncia de fraude.

Si se realiza un análisis objetivo sobre todas las irregularidades que ocurrieron en las recientes elecciones de 23 gobernadores en Venezuela, se debe concluir que al menos el 90% de las prácticas descritas fueron aplicadas en casi todos los estados regionales; y Carlos Ocaríz, candidato de La Unidad para la gobernación de Miranda, lo resume en esta opinión: “No es sólo un problema de actas. En Miranda se registraron robos a electores, violencia de parte de grupos armados, centros de votación iniciando y cerrando fuera de los horarios establecidos, presencia de puntos de propaganda oficialista, ausencia de observadores internacionales y sobornos con cajas CLAP para que las personas votaran por el candidato oficialista” y yo agrego, porque lo observé en vivo, que hubo un escaneo del carnet de la patria en casi todos los centros electorales con la promesa de hacer un depósito de dinero, operativos express de ventas de alimentos hasta la media noche del sábado anterior a la elección, coordinadores del CNE que llegaron tarde a abrir los centros para una operación “morrocoy” y problemas con las máquinas de votación en varios lugares de tendencia opositora.

No dispongo de la capacidad técnica para determinar que en estas elecciones hubo fraude en Miranda o en otros estados como Lara o Carabobo por lo sorpresivo de los resultados, pero sí puedo afirmar que la negativa del CNE de tramitar las sustituciones de los candidatos perdedores en las primarias por los ganadores y las reubicaciones a última hora de 279 centros electorales en todo el país, generaron confusión y abstención en el electorado que incidieron en los resultados finales. Fraude?: sí. Comprobable mediante actas?: creo que no es posible aunque en Bolívar pareciera que sí.

BISTURI ELECTORAL Y ABSTENCION. La reubicación a última hora que hizo el CNE de 279 centros electorales para las elecciones de gobernadores en todo el país fue un acto delincuencial que amerita cárcel para los responsables, porque en algunos casos los electores no pudieron votar y a muchos los atracaron o amedrentaron en el camino al nuevo centro. Fue una operación más complicada que una a corazón abierto, porque se usó un bisturí electoral que rebanó parte considerable del registro de votantes. En el caso del estado Miranda fueron 48, de los cuales 40 (el 83.3%) quedan en municipios donde la oposición es amplia mayoría: Sucre (14), Baruta (14), Los Salias (7), Carrizal (2), Chacao (2), El Hatillo (1) y en los cuales hubo una abstención electoral del 46.56% en contraste con el 33.59%% en los que ganó Héctor Rodríguez, pero en los propios centros reubicados la diferencia es mucho mayor a pesar de que se implementaron operativos para el traslado de votantes. En resumen: en Miranda hubo una participación total del 58.61% pero en los municipios donde ganó Carlos Ocaríz fue del 53.44% y donde ganó Héctor Rodríguez fue del 66.41%. No fue que el oficialismo creció en votación sino que hubo un 13% de opositores que no votaron debido a una decisión personal o a trabas de la delincuencial reubicación de los 48 centros que hizo el CNE porque la diferencia de votos entre los dos candidatos es de 86.343 (Rodríguez, 641.517; Ocaríz, 555.174) y esta medida afectó a más de 200.000 votantes de los cuales el 80% son de tendencia opositora. Un ejemplo: en Chacao Ocaríz sacó 30.950 votos (83.99%) a 5.898 de Rodríguez (16.00%) y votó el 43.02%, pero en Lander Rodríguez sacó 50.175 votos (77.41%) a 14.592 de Ocaríz (22.52%) y la participación fue del 69.28%. Ocaríz perdió por estas trampas.

CORTOS QUE CORTAN. (1). El triunfo de Héctor Rodríguez en Miranda no fue un “accidente electoral” como el de Diosdado Cabello en el 2.004 sino que forma parte de un plan superior que puso en marcha el ala madurista del chavismo para lanzarlo a la presidencia de Venezuela en el 2.018 si Maduro sigue con los actuales niveles de impopularidad. El gobierno central le dio todo el apoyo financiero, los ministros del área social estaban a su disposición durante la campaña y así será por un tiempo para proyectarlo como un gobernador reconocido a nivel nacional y por eso su eslogan es “mirando al futuro”. Tendrá una dura lucha interna con Diosdado porque la mayoría de sus pupilos ganaron gobernaciones. (2). El oficialismo repitió sus históricos triunfos en Barlovento y El Tuy, recuperó Guarenas y Guatire pero perdió en Guaicaipuro (61.178 votos a 58.447) y el simbolismo de esta derrota desatará los demonios en el Psuv contra el actual alcalde Garcés por su pésima gestión. Es probable que su relación directa con Maduro le permita ir a la reelección, pero Wisely Álvarez y Raúl Salmerón le están montando una emboscada debido a que los hizo perder en un bastión considerado territorio de la revolución.

Sergio Graffe 

 

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