Si algo caracteriza a Agustín es su disposición a colaborar. “Ayudo a mis amigos llevando las revistas y libros a la sala de lectura”, narra entre susurros mientras atraviesa caminando el primer piso de la Biblioteca Marcel Roche del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), sala que se conoce de memoria tras 20 años ininterrumpidos de labor.
Ingresó cuando tenía 25 años al instituto, desde entonces llega cada mañana puntualmente a su puesto de trabajo donde se encarga de sellar y colocar bandas de seguridad a textos procedentes de prácticamente todos los rincones del planeta.
“Le coloco estas bandas y sellos para que no se los roben”, explica mientras extrae de uno de los estantes el ejemplar de una revista repleta de imágenes de paisajes venezolanos, una de sus preferidas.
Recuerda que la Marcel Roche es una biblioteca especializada en el área de ciencia y tecnología. Cuenta con un fondo documental en formato impreso y electrónico que abarca la ciencia y la tecnología, ciencias sociales y humanidades, con un alcance cronológico que data desde el año 1550.
En el año 1996, un par de años antes del ingreso de Agustín, la biblioteca fue designada por la UNESCO Biblioteca Regional de Ciencia y Tecnología para América Latina y el Caribe. “Para mí es un orgullo trabajar aquí, llego bien tempranito y me voy cuando cerramos”, reseña.
Aunque su trabajo está en marcar las revistas físicas, narra que existe un amplio catálogo de ejemplares electrónicos organizados alfabéticamente por título. El acceso a estos textos completos sólo está disponible dentro del campus IVIC, para quienes se encuentran fuera disponen del servicio de solicitud a distancia.
Al cumplir dos décadas de servicio recibió por parte de la institución un botón de reconocimiento que muestra orgulloso. Narra que se levanta a las 6:00 de la mañana y espera que su madre de aliste para darle la cola hasta el IVIC, donde además de recibir textos se dedica a leer.
“Me encanta leer sobre fauna, naturaleza y tomo fotos también”; con un pequeña cámara que reposa en su puesto de trabajo, Agustín suele hacer imágenes de las salas de lectura de la biblioteca y otras áreas. “Me encanta la fotografía y el video” remarca, mientras se acomoda en uno de los sillones de la biblioteca.
En el IVIC se siente como en casa. Sus compañeros de trabajo aseguran que su presencia le da vida a la biblioteca y que a menudo se le observa leyendo texto que incluso están en lenguas ajenas como inglés, portugués y alemán.
En su casa, ubicada en pleno corazón de San Antonio de los Altos, asegura que se dedica a limpiar el patio y sembrar, “tengo una gran mata de lechosa en el patio”, apunta orgulloso tras enumerar detalladamente lo que hace los fines de semana.
Se le iluminan los ojos cuando habla de sus compañeros de trabajo, agradece toda la ayuda que ha recibido de su supervisara Silvia Seguero, quien desde su oficina observa a diario las tareas que Agustín cumple.
Con dos hermanos y una madre que están pendiente de cada uno de sus pasos, asegura que nada lo hace más feliz en el mundo que su familia, con quien –asegura- ama viajar dentro y fuera del país.
En el marco de conmemoración del día mundial del Síndrome de Down, por su entrega al oficio que realiza diariamente y su compromiso con sus compañeros de labor, la Alcaldía de Los Salias decide nombrar a Agustín San Blas el “Sanantoñero del mes”.
Prensa Los Salias / DM