Voces de la Academia: Los Salias, “Las Salias” y los Salias

El título de este artículo parecería un trabalenguas, pero en realidad es solo una pequeña nota sobre las apropiaciones históricas y la historia inventada a propósito del nombre del municipio de San Antonio de Los Altos, sus epónimos y un topónimo local, la hacienda llamada “Las Salias”. Dejemos que sea la voz autorizada del Dr. Lucas Guillermo Castillo Lara, en su libro Una tierra llamada Guaicaipuro (Caracas, Veneprint, 1970), quien introduzca el asunto al referirse a la hacienda “Las Salias” propiedad de Soledad Salias, donde hoy hay una urbanización homónima ubicada en el Km. 12 de la carretera Panamericana entre la entrada del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas y la estación de gasolina y centro comercial denominados La Oveja Negra (antiguamente “Las Veguitas”, hacienda que fue de José Gregorio Abreu y luego de mis tíos Raúl Biord Rodríguez y Ángela Abreu Velázquez de Biord, hija de don José Gregorio):

“Una patriótica leyenda la hace figurar [a la hacienda, dice Castillo Lara] como sitio de nacimiento de Francisco Salias y de Vicente Salias, y que de allí habían salido el 19 de abril. Pero la verdad histórica es que la madre de ellos fue doña Margarita Salias. Y los seis hijos: Francisco, Vicente, Pedro, Juan, Mariano y Carlos. Nacieron en su vieja casona de la Plaza de San Pablo en Caracas. Frente a lo que hoy es el Teatro Municipal. Y el 19 de abril tampoco salieron de San Antonio. Sus ejecutorias fueron brillantes. Francisco se inmortaliza con el gesto de Emparan a las puertas de la catedral. Vicente, redactor de la Gaceta de Caracas, vive en el corazón del pueblo, con nuestro Himno Nacional. Tres de los hermanos fueron edecanes de Miranda y otros de Bolívar. Cuatro sacrificaron sus vidas por la patria. Soledad Salias era familia de los Salias. Estaba casada con José Rodríguez, quien fue Sargento Mayor del Batallón “Vencedor de Araure”. Y falleció en la acción de Ocumare. El mismo Francisco Salias que sobrevivió a la hecatombe de la Independencia, estaba en la mayor pobreza en 1830. En una representación de ese año al Presidente de la República. Le expresa que el Gobierno le había dado un cargo de Comandante del Resguardo con 50 pesos mensuales. Pero con la supresión de las Alcabalas estaba cesante. Pedía le dieran otro puesto de acuerdo con sus capacidades. Expresaba que su único haber era una casa ruinosa en Caracas, que no valía más de 400 pesos. Para la época le habían sido devueltos sus bienes a los patriotas. Por tanto esa finca de “las Salias” nunca estuvo en su patrimonio” (pp. 60-61, se respetó la puntuación del original).

Así, pues, que ni los hermanos Salias nacieron en San Antonio de Los Altos ni la hacienda Las Salias era de su propiedad ni vivieron en jurisdicción del término del actual municipio Los Salias. Tampoco, por tanto, Francisco Salias salió en la madrugada del Jueves Santo 19 de abril de 1810, a caballo y por fragosos caminos, acaso ya peligrosamente humedecidos por las primeras lluvias, para asistir puntual y bien vestido a la misa en la catedral de Caracas. La “historia inventada”, diría Bernard Lewis, se hace de nuevo patente en este caso.

Cuando en 1982 se discutía el nombre del nuevo municipio yo era partidario de llamarlo con el nombre del pueblo: San Antonio de Los Altos, simplemente y para honra de todos los sanantoñeros, pues era el topónimo más adecuado. Sin embargo, en virtud de una cierta manía “eponómica” de buscar héroes y no tan héroes para colocar sus nombres a las circunscripciones político-administrativas del país (no olvidemos que 8 de los 23 estados llevan nombres de héroes y Barinas por mucho tiempo se llamó Zamora), se corría el rumor de que en la Asamblea Legislativa del Estado Miranda se barajaban nombres de políticos fallecidos en los últimos años para honrarlos poniéndole su a algún municipio. La prudencia aconsejaba no oponerse demasiado al nombre de Los Salias que contaba con cierto consenso y, a fin de cuentas, con cierto arraigo y tradición en la comunidad.

En la antigua hacienda de “Las Salias” aún a mediados de la década de 1980 existían unos viejos paredones que tal vez fueron de la casa de la hacienda que a principios del siglo XIX le pertenecía a doña Soledad Salias.

 

Horacio Biord Castillo

Contacto y comentarios: hbiordrcl@gmail.com

Academia de la Historia del Estado Miranda

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