Caraqueños resuelven la Navidad reciclando los adornos navideños

Aunque para adquirir algunos adornos se necesitan al menos cinco días de salario mínimo, quienes pueden tratan de “reciclar” lo que tienen en buen estado y cambiar solo las cosas que no son recuperables

“Agarras dos o tres guirnaldas y envuelves el arbolito, más unos adornitos más que tengan por ahí guardados y listo: como nuevo”, respondió Lidia Guzmán en el centro de Caracas cuando se le preguntó si este año compraría adornos navideños nuevos para decorar su hogar.

En una economía en hiperinflación y con el salario mínimo más bajo del continente, los venezolanos tratan de estirar lo más que puedan sus ingresos y ahorros, y para Navidad no será la excepción.

Un equipo periodístico del portal Crónica.Uno hizo un recorrido por varias tiendas y comercios del centro y oeste de Caracas para constatar precios, ofertas y receptividad de los productos de decoración navideña que empezaron a abastecer los locales desde mediados de octubre.

César Bellorín, encargado de un comercio aledaño a la esquina Doctor Paul, asegura que la mercancía ha estado llegando “poco a poco” y se ha vendido a un ritmo “parecido” al del año pasado.

En ese local, lo más llamativo son los precios: ofrecen adornos como flores (en combos de cinco unidades), estrellas y guirnaldas entre 25.000 y 35.000 bolívares, mientras que las luces de navidad tipo LED tienen un costo mínimo de Bs. 30.000 por cien bombillos.

Aunque para adquirir uno de esos productos se necesitan al menos cinco días de salario mínimo, quienes pueden tratan de “reciclar” lo que tienen en buen estado y cambiar solo las cosas que no son recuperables.

“Tenía dos años con el mismo juego de luces para el arbolito, pero esta semana cuando empecé a revisar las cosas me di cuenta de que ya hay muchos bombillos quemados. Estoy buscando lo más económico para estirar el dinero lo más que se pueda”, mencionó Keyla Aponte, quien al momento de ser entrevistada ya había visitado tres lugares más.

Keyla y su familia acostumbraban comprar árbol de navidad cada cierto tiempo, bien sea natural o artificial. Pero en vista de la pérdida del poder adquisitivo que ha afectado a parte de la población en los últimos años, ya van para el tercer asueto consecutivo sin “estrenar” arbolito.

En General Import, un árbol de ramas artificiales cuesta, como mínimo, 1,6 millones de bolívares mientras que el más ostentoso (por el tipo de material y la altura, según los vendedores), se vende en 2,59 millones de bolívares.

Al 31 de octubre, ese comercio aceptaba dólares a una tasa de 20.500 bolívares por dólar, por lo que una familia tendría que desembolsillar, al menos, 78 dólares para comprar el arbolito más económico. En Traki, el rango variaba entre $26 y $47 o al cambio a la tasa de Bs. 21.000 por dólar.

A diferencia del resto de los comercios visitados por Crónica.Uno, en Traki los precios están expresados indirectamente en dólares. Cada producto tiene un cartel con un número que refleja su valor en la moneda estadounidense, aunque no tenga el símbolo del dólar al lado.

Tres bambalinas grandes o seis pequeñas tienen un costo de tres dólares; la caja de 100 luces LED se venden en cuatro dólares mientras que los adornos como lazos, flores o espigas cuestan un dólar por unidad.

La tienda Tijerazo del centro de Caracas, por su parte, mostró un ambiente poco habitual. Por sus pasillos se veían varias personas con guirnaldas, bambalinas y adornos surtidos encima yendo a pagarlos en la caja. Según una de las vendedoras, que pidió no ser nombrada, algunos productos no aumentaron de precio pese al alza del dólar paralelo.

Sin embargo, la tónica más común era de ciudadanos viendo y comparando precios, quizás con la esperanza de que los “churupos” de fin de año les alcance para adornar sus casas y recibir al niño Dios.

“Uno se asoma para ver si consigue buenos precios u ofertas. Cuando cobre los aguinaldos veré si puedo comprar algo, si no, tocará seguir con lo que hay en la casa”, mencionó Carmen Díaz, profesora de bachillerato, en el centro de Caracas.

Alberto Torres/Crónica.Uno

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