Desde lo alto pareciera que la comunidad hubiese sido bombardeada; son de diferentes diámetros y profundidades. “Son unos 60”, asegura uno de los conductores de la única línea que cubre la urbanización; olvidó cuándo fue la última vez que vio un operativo de asfaltado y se suma a quienes responsabilizan a Hidrocapital por el deterioro de la vialidad. La realidad de El Trigo se repite en la mayoría de las comunidad tequeñas.





