
Su construcción atravesó de punta a punta la capital mirandina sin que la mayoría de sus habitantes se diera cuenta. Su trayecto comenzó a idearse en 1986 y desde entonces pasaron 20 años hasta que en noviembre de 2006 arribó a la ciudad el primer vagón procedente de Caracas.
El Metro es una de las obras más importantes realizadas en la capital de Miranda en las últimas dos décadas.
La utilización de tecnología de punta en la construcción de cientos de kilómetros subterráneos han hecho “invisible” la labor de miles de personas que siguen en la construcción de su tercera línea, cuya meta es comunicar los tres municipios que conforman la región altomirandina con la capital de la República.

Para muchos sus tres estaciones operativas (Alí Primera – Guaicaipuro – Independencia) son sinónimo de modernidad, para otro tanto la “conexión” directa con Caracas ha servido para “trasladar” mucho de los males que aquejan a la urbe más violenta de Latinoamérica a la otrora ciudad del clima ideal.
“Sin duda, para bien o para mal, el Metro marcó la historia de Los Teques”, reseña Benito Reyes, un hombre que a sus 83 años suele utilizar el moderno sistema de comunicación masiva. “Sin él seguiría siendo un calvario bajar a Caracas, como todo avance tiene sus detractores, pero en lo que sí convergen todas las opiniones es que nos sentimos orgullosos de él”, agrega.
En la actualidad, tras firmar el contrato para iniciar las obras civiles del tramo Alí Primera – San Antonio de los Altos en diciembre de 2006, cientos de obreros laboran en la línea que comunicará con Los Salias luego de culminar parte de la estación que estará ubicada en Carrizal, una inversión aproximada de 1.280 millones de dólares.
Daniel Murolo