El presidente de Uruguay, José Mujica, quien el 1 de marzo de 2015 entregará el poder a quien resulte ganador en las elecciones del 26 de octubre, manifestó que, aunque le hubiera gustado poder hacer más cosas, se lleva la fidelidad del pueblo.
«Me llevo la fidelidad de los más humildes, el cariño de los más humildes, el andar por la calle y que me griten ‘pepe,’ y esas cosas que son chicas para el mundo, pero son grandes para uno. Al fin y al cabo en esta existencia es lo único que nos llevamos», expresó en una entrevista concedida a Telesur.
Enfatizó que -aunque en los últimos años se ha avanzado en Uruguay- «hay muchas cosas que hacer desde el punto de vista de equidad social», puesto que todavía existe una pequeña franja de pobres e indigentes en su país.
Mundo en guerra
Por otro lado, Mujica cuestionó que se entreguen premios por la paz pues a su juicio el mundo actual está sumido en guerras y conflictos en los que priva el negocio y los intereses capitalistas.
«El mundo de hoy no justifica premios por la paz, porque esto es una cosa de locos, esto es una guerra», afirmó
Mujica indicó que esa es la consecuencia de haber hecho lo que nunca se debe hacer.
«En esta catarsis de especie de tercera guerra mundial, yo sugerí que el Premio Nobel fuera retrospectivo, se entregará a Mahatma Gandhi, a alguien con quien tenemos deuda en el pasado», apuntó el mandatario.
Mujica señaló que la guerra es un negocio, y el mundo tiene la necesidad de consumir, de comprar permanentemente, bajo la necesidad de innovar.
«Inevitablemente acá vivir es negocio, morir es negocio, matar es negocio, jugar es negocio. Todo es negocio. No quiero pensar que el motor esencial sea eso, pero evidentemente ese motor también corre», indicó.
AVN
