No sólo en el casco central de la ciudad capital crece sin control el número de motos que circulan por calles y avenidas, sino en todo el municipio Guaicaipuro, Los Salias y Carrizal donde la anarquía que se presenta en las distintas vialidades y los accidentes de tránsito son cada vez mayor.
A la violación intencional y el desconocimiento de las normas de tránsito por parte de los conductores se le suma la falta de aplicación del reglamento por parte de las autoridades competentes han convertido las avenidas y calles de la ciudad en «pistas de competencia», ya que los peatones pueden ser arrollados en cualquier momento y los automóviles embestidos por los motorizados sin control.
Motorizados en las aceras, manejando a alta velocidad, comiéndose la luz de los semáforos, en sentido contrario de las flechas, estacionados en plazas y bulevares, con exceso de pasajeros, sin luces, adelantando por el hombrillo, sin cascos, con estruendosos resonadores de escape, cruzando las esquinas sin ver a los lados y muchas otras irregularidades más que son penadas por la Ley de Tránsito se observan a cada rato.
No sólo se cometen las infracciones, sino que éstas quedan impunes a pesar que se desarrollan en «las narices» de los funcionarios policiales y arterias viales más transitadas de la ciudad.
En las redes sociales se lee a cada momento los reportes de lesionados y accidentes viales a causa de los motorizados y, en el mayor de los casos, son estos los responsables de dicho suceso. Muchos de ellos mueven sus motos del lugar del siniestro o se fugan antes que lleguen las autoridades al lugar. Otras veces usan el amedrentamiento y echan la culpa, así no la tengan, a los demás involucrados para que «paguen» todos los daños.
«Cuando un motorizado le lleva a uno por mala suerte uno de los espejos es mejor ni reclamarle, porque muchos andan armados y por un altercado simple se puede producir un asesinato, a varios les han reventado el parabrisas con los cascos», asegura Leonardo López.
Ronald Gil
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