Tener a 20.000 bobbleheads de Félix Hernández en las tribunas dando apoyo no sirvió para ayudar al as de la rotación ni a unos Marineros de Seattle que van en declive. Anoche Seattle celebraba el día del serpentinero venezolano con réplicas miniaturas del lanzador que conmemoraba el Juego Perfecto que logró la temporada pasada y la Corte del Rey más grande -dos pisos- desde que los Marineros comenzaron a implementarla. El dominio de Hernández desapareció y, aunque ponchó a nueve rivales, en 5.2 innings toleró cinco carreras y 11 imparables ante los Rangers de Texas para sumar su cuarta derrota de la campaña. »Quería ganar hoy (sábado)», aseguró Hernández luego de su segunda mala salida consecutiva a mlb.com. «Era la noche de mi bobblehead. Quería ganarlo para los fanáticos y para el equipo. Fue una derrota dura». A pesar de los nueve abanicados, el cambio del derecho se quedaba un poco algo y los swings de los bateadores de los Rangers bajaban como si estuvieran jugando golf para conectar su sinker. Antes de terminar el segundo inning, Hernández ya había permitido seis hits y tres carreras. Hernández y el manager Eric Wedge insistieron en que el lanzador está bien físicamente, y que la rigidez que tuvo en la parte baja de la espalda desapareció por completo. »Simplemente los Rangers vinieron haciendo swing. Salieron agresivos», dijo Hernández, cuya efectividad pasó de ser la mejor de la Liga Americana con 1.53 a 2.51 en una semana. »Todos tomaron buenos turnos. Pusieron la pelota en juego y consiguieron los huecos. Creo que lancé buenos envíos pero ellos constantemente los bateaban». »Yo trato de no perder juegos. Pero cuando pierdes este tipo de encuentros con el equipo con tantos problemas -los Marineros tienen 8 derrotas consecutivas-es difícil para mi y para el equipo», concluyó el venezolano.