El jardinero dominicano ha jugado con problemas físicos en la presente temporada
La explosividad que durante su carrera se le ha visto a Melky Cabrera no está en este momento con él.
El dominicano apenas y puede correr, debido a molestias que tiene en sus corvas y por las cuales debe pasar largo rato en el cuarto de preparadores fisicos, para que le den masajes, le hagan terapia y le coloquen las cintas adhesivas que sirven para mantener apretados los músculos de sus piernas.
Por esas razones la productividad de Cabrera ha estado limitada en las últimas semanas, aun cuando se ha mantenido dando su aporte a la causa de los Azulejos de Toronto.
Al jardinero no le importa el riesgo que le representa el seguir en acción, sin tomar el descanso necesario para recuperarse de las lesiones que tiene, para él lo importante es cumplir con el compromiso que tiene con la organización canadiense, que le ofreció un contrato de por dos temporadas y 16 millones de dólares durante el receso entre campañas, pese a la suspensión -50 juegos- que cumplió el año pasado, por dar positivo al uso de sustancia prohibidas.
«Yo sacrificaría mí físico por ganar, porque yo vengo de una finca en la que a uno lo que le enseñan es ganar, ganar y ganar y eso es lo que me gusta y lo que yo quiero hacer aquí, por eso sigo jugando», dijo Cabrera, quien fue firmado para el profesional por los Yankees de Nueva York, en el 2001 y debutó con ellos en Grandes Ligas en el 2005.
El dominicano aseguró que el esfuerzo que está haciendo ahorita para mantenerse en juego es solo por ese deseo y sentido de responsabilidad de ayudar a los Azulejos a ganar, dejando de lado toda la atención que sobre él se ha generado desde la temporada pasado por el uso de esteroides y por el pacto que logró con Toronto.
«Yo no veo mucha atención, siempre estoy normal y creo que la gente me ve normal, como un pelotero común. He estado jugando mi pelota como siempre lo he hecho, tranquilo, dando el cien por ciento, riéndome y gozando de este juego», sentenció.
Para Cabrera hay diferentes forma de serle útil a un equipo y de contribuir para ayudarlo a ganar y a salir de un mal momento, como en el que ha estado el conjunto de los Azulejos desde que inició la campaña, siendo hasta el momento uno de los peores fracasos de este 2013.
Ciertamente sus registros -.286 de promedio al bate, con 11 dobles, dos triples, tres jonrones, 28 carreras anotadas y 23 remolcadas; además de un porcentaje de embasado de .328, con .381 de slugging y .709 de OPS- no han estado a la altura de los alcanzados en los dos últimos años, en los que jugó con los Reales de Kansas City y con los Gigantes de San Francisco, pero se han mantenido en los estándares de sus primeros seis años en Grandes Ligas.
Quizás para los Azulejos y para los aficionados no sean esos los números que esperan de Cabrera, pero con esas estadísticas él incluso ha sido el pelotero -entre los que llegaron nuevos para esta campaña- de mejor rendimiento en el equipo durante esta temporada.
Su ofensiva ha ido en ascenso mes a mes, luego de un lento arranque, al batear tan solo para .241, con un doble, dos triples, ocho anotadas, seis impulsadas, .291 de porcentaje de embasado (OBP), .287 de slugging y .578 de OPS en abril. En mayo ligó para .319, con diez dobles, dos jonrones, 15 registradas, 14 fletadas, con .319 de OBP, .460 de slugging y .821 de OPS; mientras que en lo que va de junio tiene promedio de .323, con un cuadrangular cinco anotadas, tres remolcadas, con .323 de OBP, .419 de slugging y .763 de OPS.