El avistamiento de ballenas jorobadas, o yubartas, que ocurre en las costas de Colombia, adyacentes al Océano Pacífico, es uno de los atractivos turísticos más fascinantes que ofrece el país vecino a sus visitantes del exterior. Cada año, miles de cetáceos de esta especie recorren más de 8.500 kilómetros huyendo del invierno en el Polo Sur y se asientan en las cálidas aguas del mar colombiano, donde se preparan para tener sus crías o reproducirse.
La necesidad de estos colosales mamíferos por un mejor ambiente para dar a luz o perpetuar su raza convierte a esta zona costera en un paraíso natural y en una de las mejores plataformas para la observación de este fenómeno, ofreciendo un espectáculo mágico. «Lo que para nosotros puede resultar normal, (…) para un turista es una imagen mágica, un momento revelador, una experiencia inolvidable» indica María Claudia Lacouture, presidente de Proexport Colombia, entidad encargada de la promoción del turismo y las inversiones hacia ese país.
Son más de 15.000 turistas internacionales que llegan todos los años a las playas de Bahía Solano, Nuquí y del Parque Nacional Natural Gorgona para presenciar cómo las ballenas hembras dan a luz a sus crías, las alimentan y les enseñan a respirar, mientras que los machos aprovechan el ambiente para iniciar el cortejo en busca de reproducción. Todos estos destinos brindan alternativas de alojamiento y comodidades a los viajeros atraídos por el avistamiento para que su permanencia en la costa colombiana sea inolvidable.
La permanencia de las yubartas en esta zona del pacífico comienza en julio y finaliza en octubre, cuando parten con sus crías. Volverán al año siguiente para ofrecer a los ojos el milagro de la vida y la magia de la naturaleza. Porque Colombia es realismo mágico.