
Usar capa sería muy exótico; no por eso los periodistas no pueden ser catalogados como superhéroes. Lidiar con la realidad actual para reflejarla en un medio de comunicación social se ha convertido en una tarea más que titánica.
Entre asesinatos, secuestros, catástrofes, escándalos políticos y cierre de medios, ejercer esta profesión considerada entre las más peligrosas en el mundo, es visto como una misión para hombres y mujeres de acero que no tienen miedo.
Mientras personajes como Superman o Batman luchan contra villanos para salvar el mundo, los periodistas se enfrentan a una serie de obstáculos sólo para defender la verdad y la libertad de expresión.
Tal es el caso del centro de operaciones La Región que cuenta con un selecto grupo de temerarios que parecen salidos de la televisión y no precisamente por su apariencia sino por sus ocurrencias.
Súper Murolo: Si gruñir fuera un superpoder Daniel destronaría de las taquillas a Superman. Su tono de voz se eleva proporcionalmente a su molestia mientras sus cachetes se van tornando de un rojo intenso que advierte que nada bueno puede salir de aquella conversación. Suele enfurecerse cuando algún osado no cumple con la pauta asignada.
Súper Del Giudice: Ser aparatosa es su sello personal. Patear escaleras, caerse de la moto y quedarse accidentada en el “batimóvil” son sólo algunas anécdotas de quien debe ponerse sus zapatos de goma al visitar el hospital, donde debe huir de los vigilantes.
Súper Casares: No se dejen engañar por el tamaño de esta superheroína que montada en el “caballito de hierro” arriba a cuanto hecho violento se suscite en la jurisdicción. A falta de visión rayos X hiperventila cuando el caos dice presente para aligerar la tensión y despistar al enemigo.
Súper Lugo: Dice que su competencia más directa es Flash El Rayo y quien lo conoce no puede dudarlo, pues no sólo es participante asiduo de las carreras en Caracas sino que va a las pautas literalmente corriendo; no importa la distancia que exista entre “su misión” y el periódico, él siempre llegará.
Súper Sosa: Lo llaman “El Encantador de Lagartos” porque es el único que puede comunicarse con su enigmático y popular compañero: Pereira. Juntos han desarrollado una nueva y expresiva manera de hablar.
Súper Peña: Entre sus características figura “lanzarse chinazos” que se hacen más intensos durante las dos horas de almuerzo, cuando se reúnen todos los héroes a hablar de las hazañas del día. Con un sinsajo colgado de su cuello, tiene la facilidad de desviar la atención de todos y hablar de lo único que le importa: el teatro.
Súper Gil: Incomodar a los comerciantes con sus preguntas se ha convertido en el trabajo de este personaje que cada día busca develar la inflación y la escasez existente en los automercados altomirandinos sin perder el estilo que lo caracteriza.
Súper Flores: Como Google, su frase favorita para sus colegas es “tú quisiste decir” cada vez que alguno se equivoca. Con su melena roja encendida hace que todas y cada una de las notas sean coherentes y salgan lo más limpias posibles.
Súper Blanco: Porque las superheroínas también necesitan un descanso, su gran conquista del año ha sido lograr dos días consecutivos libres tras una larga temporada sin recesos. Cuando Marigabi no está luchando por la libertad de expresión desde su trinchera en Guarenas, está entregada al amor, despejando la mente para volver al ruedo.
Súper Boscán: Detectar errores es su especialidad y lidiar con los problemas diarios sin perder la calma su cualidad. Introvertida por naturaleza defiende lo que cree es correcto a capa y espada.
Súper Terraza: Comer y no engordar es su secreto. Con debilidad especial por el pollo, Patricia se ha convertido en la heroína de los fines de semana, cuando combate la flojera y le dice no a la playa sólo para hacer llegar a sus manos la edición dominical.
Súper Rodríguez: Su superpoder es hacer congeniar al grupo sólo a través de una mirada que la mayoría de las veces es descrita como asesina. Su debilidad son los chistes malos que la hacen reír por más de dos horas consecutivas generando la cara de odio de Daniel y las risas incoherentes del resto de los periodistas.gf
Ausencia que se siente
Esta película de acción titulada “Hoy es un buen día para escribir” no está completa sin nuestro Súper Igor Camacho, que aunque se nos fue en enero nos dejó su sabiduría para seguir en este duro oficio en el cual se desempeñó por varias décadas. Mantenerse en la oficina con su mejor sonrisa hasta en el momento más duro es su gran legado para quienes tuvimos la dicha y el honor de conocerlo.
Johana Rodríguez – [email protected]/@michellejrl