Una carretera ocupada en 80% por vehículos privados niega la posibilidad de encuentro y el manejo democrático del desplazamiento, generando un tránsito hacia la hostilidad de lo público, del colectivo.
Esta condición se encuentra evidenciada en las cifras de flujos en torno a esta vía, donde el vehículo privado transporta 40% de la población ocupando 80% de la superficie, mientras que el transporte público traslada 60% de la población y ocupa tan sólo 20% de la superficie, lo cual demuestra la inequidad en el uso del suelo público dedicado a la movilidad.
En los últimos años las autoridades mirandinas han intentado buscar solución al caos que reina en la principal vía que comunica con la capital de la República. La gobernación de Miranda realizó el “Concurso Nacional de Ideas para el Rescate y Reavilización Integral de la Carretera Pananamericana y su Entorno iInmediato”, los proyectos que de allí nacieron no pudieron ser puestos en práctica luego que el Gobierno le retirara al ejecutivo regional la competencia sobre esta vía.
El proyecto que ganó el segundo lugar, realizado por Carlos Arleo Castillo y Odette Valente Urich, denominado “Panamericana Verde”, es un plan teórico de gestión en materia ambiental, de usos y actividades, del paisaje, de la naturaleza y la vida silvestre, informativo y difusión, de recreo, deporte y cultura.
En cuanto al diseño urbano posee epígrafes relacionados con protección, medio físico, usos del suelo, valores paisajísticos y consideraciones en las cuales el diseño del espacio público pueda ser modificado, rescatado o reformado a través de los dispositivos económicos que hacen posible la realización de intervenciones puntuales.
El objetivo principal de la implementación de este plan consistía en frenar la presión urbana y mantener el verde como factor de equilibrio territorial. Contemplaba la construcción, con particular interés, de la identidad de la zona; acercar la naturaleza al ciudadano; corregir el disconfort y la contaminación urbana; aumento del atractivo de las ciudades; aumento de las áreas libres y verdes; refuerzo de la Panamericana como vía expresa y a la vez de convivencia; reafirmación del sentido de pertenencia que tiene el verde en la zona; dignificación de los parques y el patrimonio paisajístico de la región.
A través del concepto de interpenetración, los expertos planteaban crear un proyecto global donde existiera una participación activa de todas las disciplinas capaces de aportar conocimientos y experiencias, donde los profesionales en arquitectura, ingeniería, paisajistas y artistas sean los participes de las soluciones. Así, el límite entre lo vegetal y lo mineral se refuerza, la arquitectura se convierte en paisaje y lo vegetal se cuela en la arquitectura.
“Panamericana Verde” contemplaba la construcción de miradores, arborización, parques lineales y caminerías. Además, se busca fortalecer las centralidades de Los Teques y San Antonio de los Altos, así como devolver la condición de vía expresa a la carretera con diversas intervenciones por tramo: elevados, vías subterráneas, vías secundarias de servicios, ensanches, reestructuración de distribuidores, entre otros.
Más ideas
La propuesta ganadora del referido concurso fue elaborada por el profesor Ignacio Cardona, de la Universidad Simón Bolívar, director de la firma “Arepa: arquitectura, ecología y paisaje”, conjuntamente con los estudiantes de arquitectura Daniela Romero, Gabriel Alcalde y Ricardo Bombín, y los estudiantes de urbanismo Muriel Ramírez y Andoni Mugica.
Denominada plan “Mirand@ a tres tiempos”, planteaba la metodología de “Mirando a Miranda” en tiempos sucesivos de implantación: Tiempo 1: gestión-social, Tiempo 2: Economía-equipamiento y Tiempo 3: Ambiente paisaje. La conjunción de estas variables consolida un “círculo de la sostenibilidad” que permite la consolidación de la identidad visual y vivencial de la ciudad carretera.
Natalia Matamoros – [email protected]/@nmatamoros
