EEUU, Brasil, Australia, Alemania, Suecia, Suiza o Austria, establecerán cuotas especiales para la entrada del grupo sirio
DAMASCO. Un total de diecisiete países, entre esos Brasil y EEUU, se comprometieron hoy a abrir sus fronteras y agilizar los trámites para acoger refugiados que huyen de la violencia en Siria y aliviar así de este éxodo a las naciones vecinas: Líbano, Jordania, Irak y Turquía, según anunció ACNUR.
Estos cuatro países, más Egipto, albergan a más de 2,1 millones de refugiados, el mayor fenómeno de desplazamiento mundial en tres décadas y una situación que supone una fuerte presión sobre sus economías nacionales y amenaza la estabilidad social.
Según el acuerdo alcanzado ayer en una reunión de alto nivel convocada por la oficina del Alto Comisionado Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Ginebra, diecisiete países, entre los que figuran EEUU, Brasil, Australia, Alemania, Suecia, Suiza o Austria, establecerán cuotas especiales para la entrada de refugiados sirios.
Aunque la mayoría de estos países no han dado números sobre las cuotas, el Alto Comisionado para los Refugiados, Antonio Guterres, adelantó que ya hay confirmadas 10.000 plazas de reasentamiento; pero la cifra definitiva podría ser mucho mayor.
Para Guterres, este acuerdo es «un pieza más» que permitirá allanar el camino para la paz en Siria a través de una solución política que culmine en la celebración «los antes posible» de la conferencia de paz para Siria, conocida como Ginebra II, que podría convocarse para mediados de noviembre.
«Si comparas la atmósfera que reina en la comunidad internacional hoy con la de hace dos meses, está claro que ha cambiado radicalmente; aires de paz soplan ahora en Siria», subrayó.
Guterres se refería a la resolución adoptada por el Consejo de Seguridad de la ONU el pasado fin de semana para el desmantelamiento del arsenal químico de Siria; que por fin ha puesto de acuerdo a Rusia y EEUU, que mantenían posturas enfrentadas desde el inicio del conflicto armado en Siria hace dos años y medio.
Para Guterres, otro cambio significativo logrado en los últimos meses ha sido que la comunidad internacional ha entendido que el drama del éxodo sirio no es sólo una cuestión humanitaria, sino que infringe una «presión económica y social» muy fuerte en las comunidades de acogida de los países vecinos.
«Los países que han participado en la reunión se han comprometido al envío de ayuda económica directa a los gobiernos de estos países», avanzó.
Uno de los países más afectados por esta situación es Líbano, que alberga cerca de 1,3 millones de sirios -de los que sólo 769.000 son refugiados registrados- lo que supone cerca de un tercio de su población.
Su ministro de Asuntos Sociales, Wael Abou Faour, alertaba en esta reunión de que la situación se estaba haciendo «insostenible» en su país, donde cada vez más ciudadanos son partidarios de cerrar sus fronteras a los refugiados sirios, con los que «compiten por recursos básicos como agua, alimento o empleo»
Según un estudio conjunto del ACNUR y el Banco Mundial, el coste para Líbano de acoger al mayor número de refugiados sirios en todo el mundo ascenderá a 7.500 millones de dólares para el periodo 2012-2014.
Aunque la situación en Líbano es «la más urgente», Guterres advirtió de que la región autónoma del Kurdistán, en el norte de Irak, afronta dificultades semejantes desde que el pasado agosto llegaron el 97 % de los 250.000 sirios en dicho país.
Los dos campos de refugiados sirios en Irak están totalmente desbordados, por lo que la intención del país es abrir cinco más.
Según Guterres es necesaria una «nueva estrategia» a la hora de repartir la ayuda económica a los países vecinos de Siria, ya que no sólo se trata de abordar aspectos humanitarios, sino también de «solucionar problemas estructurales que afectan a la educación, el sistema de salud o las infraestructuras».
AFP