25 días cumple hoy Antolín Álvarez Fernández extraviado en el Waraira Repano. Su búsqueda, iniciada a pocas horas de que él mismo se comunicara vía telefónica con familiares advirtiendo que estaba perdido, se encuentra en fase III (pasiva). Sin embargo, los bomberos forestales, grupos de rescate y voluntarios siguen sin descanso el rastrodel “Poeta del Ávila”.
Jacqueline Álvarez Pérez, hija de Antolín quien vive en España, narró al diario La Región que fue a finales de 1998 cuando su padre comenzó con su “adicción” de subir El Ávila.
“Le queda cerca de casa y se entusiasma tanto, muchas veces subía dos veces al día (trayectos cortos)”, recuerda. Desde entonces su espíritu libre, incansable y sus deseos de desarrollar una faceta que para su propia familia estaba oculta, hicieron que comenzara a subir la montaña con más asiduidad, recorriera sus caminos en todas las direcciones y volcara su musa inspiradora escribiendo el libro “El Espejo Mágico”, editado y publicado en 2007, y que vendía hasta pocos días antes de su extravío en la entrada al teléferico.
El lunes 21 de octubre decidió subir el cerro, ese día en horas de la tarde una vecina de Antolín recibió una llamada del hombre de 80 años informándole que no encontraba el camino de vuelta; Jacqueline, al enterarse, logró comunicarse con su padre, quien tras advertirle que se estaba quedando sin batería le indicó que se encontraba cerca del Pico Naiguatá.
Un español que ama Caracas
Antolín nació en Quilós, un pueblo de León, España, el 22 de noviembre de 1932. Hijo de José Álvarez y Emilia Fernández, fue el segundo de 11 hermanos y el primer varón de la familia.
Según cuenta en su libro “El Espejo Mágico”, en el capítulo Las secuelas de la Niñez, “…a la edad de cinco años me sentí arrebatado; fui sacado del seno de mis padres por las circunstancias de la vida. En mi inconsciente vive ese recuerdo, el pueblecito de mis abuelos estaba a 8 kilómetros. Pasé los días de mi niñez entre montañas, me sentí inconforme y no comprendía las razones de aquella decisión”.
Jacqueline cuenta que su padre no pudo asistir al colegio de manera regular ya que tenía que pastorear vacas. “Cuenta que los tiempos de la guerra fueron tremendos para todos pues había una situación de nulos recursos económicos”.
– De adolescente soñaba con estrenar un buen raje. Era el primer varón de la familia y le ofrecieron aprender la profesión de zapatero; aceptó y fabricó sus primeros zapatos de vestir.
En marzo de 1958 fue uno más de los tantos inmigrantes españoles que llegó a Venezuela con una maleta de cartón cargada de muchos sueños e ilusiones. Su primer trabajo fue como zapatero. En 1961 se casó con una guapa inmigrante gallega, procedente de Orense (España), quien le dio dos hijos: Jacqueline y Marck.
Años más tarde decidió cambiar de profesión y se dedicó a trabajar como
representante de una mayorista de ferretería, hasta que a finales de 1970 decide laborar por cuenta propia en plomería y electricidad; “fue autodidacta, gracias a su ingenio y creatividad siempre fue considerado por sus clientes como un gran profesional”.
“Antolín se ha caracterizado por ser un hombre inteligente, creativo; con gran iniciativa, espíritu de sacrificio y muy perseverante a lo largo de su vida. Su niñez marcó su carácter indomable, rebelde, independiente e incluso de convivencia complicada. Ni en los momentos más difíciles se le ha visto derrotado. Es capaz de reinventarse en cada momento trascendental de su vida”, agrega su hija mayor.
Una de las anécdotas que también lo han marcado fue el haber obtenido un récord en el Libro Guinness (1993), logró cosechar el calabacín más largo del mundo con unas dimensiones de 186 cm de largo y 16 de circunferencia en el jardín de la casa familiar. “Tenía su libro de visitas, de lo cual se sentía muy orgulloso”.
Años más tarde dejó a su familia en Caracas y regresó a Quilós, su pueblo natal; ahí permanece 3 años en compañía de su madre. Cuando regresa de nuevo a Venezuela a finales de 1998 se enamora de El Ávila.
Familiares y amigos del experto montañista no pierden la esperanza, piden a las autoridades no abandonar su busqueda; creen que existe la posibilidad de que haya bajado del cerro hacia Macuto o Caracas y se encuentre desorientado, por lo que piden a la comunidad comunicarse con el Cicpc al 0-800-242.72.24 o a Inparques al 0-800-ELAVILA si lo llegan a ver.gf
Daniel Murolo – [email protected] / @dmurolo