Merkel perpetúa su dominio en Alemania

La canciller alemana, Angela Merkel, logró en 2013 la reelección para su tercera legislatura tras rozar la mayoría absoluta en los comicios generales de septiembre y cerró el año preparada para perpetuar su dominio a escala interna y global, aparentemente inmune a las crisis.
La canciller y su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, defensor férreo de la austeridad, seguirán siendo -previsiblemente hasta 2017- los rostros de una fortaleza alemana que se interpreta unas veces como motor y otras como freno en la Unión Europea (UE).
Con 59 años, y desde 2005 al frente de la primera economía europea, Merkel obtuvo el 22 de septiembre un 41,5 % de votos, el mejor resultado en décadas para la Unión Cristianodemócrata y su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CDU/CSU), lo que no le evitó verse abocada a formar una gran coalición.
La canciller y candidata única de la CDU/CSU había afrontado la campaña electoral salpicada por el escándalo del ciberespionaje de EE. UU., incluido a su propio móvil, como se desprendió del goteo de filtraciones procedentes del exanalista de la NSA Edward Snowden.
Berlín reaccionó mostrando estupor ante el gran socio transatlántico y la presunta «traición» del presidente estadounidense, Barack Obama, pero también con respuestas contradictorias a las sospechas de connivencia entre los servicios de espionaje recíprocos.
En Merkel no hicieron mella ni el escándalo continuado en torno a los papeles de Snowden ni, a escala económica, las estadísticas ilustrativas de que, tras la solidez de las cifras macroeconómicas se apunta una alarmante precariedad laboral y social en Alemania.
La llamada «canciller teflón» -porque aparentemente todo le resbala- logró la reelección en medio de la euforia conservadora por lo que parecía iba a ser una mayoría absoluta, todo un hito en un país donde a escala federal siempre se gobernó en coalición.

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