
Amas de casa ya no hacen mercado, ahora “salen de cacería”
“Miedo. Eso es lo que siento cada vez que anuncian un aumento en el salario mínimo”, reveló Mariela González, mientras esperaba entrar a un supermercado en Carrizal que fue surtido con harina de maíz, leche y aceite, tres rubros codiciados por cualquier ama de casa en Venezuela.
Su afirmación estuvo acompañada de un sólido argumento: “No me alegro con el aumento de sueldo, porque eso implica que la semana que viene todo estará más caro, y los 270 bolívares aumentados se irán como el agua entre las manos”.
Explicó que en adquirir 3 kilos de cebolla se va el 10 % que se aumentó al sueldo básico. “El Gobierno se llena la boca diciendo que tenemos uno de los sueldos más elevados de Latinoamérica, pero no habla de la alarmante inflación que nos está comiendo”.
Lo que parece un testimonio radical de quien no apoya al presidente Maduro, está en sintonía con las voces críticas surgidas de distintos sectores del país, las cuales señalan que el ajuste sigue sin permitirle a los venezolanos cubrir el costo total de la canasta alimentaria, estimada para final de 2013 en Bs. 3 mil 324.
-Lo peor es que la alimentación no es el único gasto de una familia. En una casa hay pagar servicios básicos, alquiler, ropa y calzado, sin hablar de la educación, porque lamentablemente el sistema público no se da abasto para tanta gente y de unos años para acá, su calidad ha caído vertiginosamente, por lo que cada vez más personas inscriben a sus hijos en institutos privados.
Montaña rusa
El tema de los precios que tanto atormenta a los compradores se ha convertido en una montaña rusa. Productos como el tomate y la cebolla, al igual que el clima, registran constantes altas y bajas, según la temporada.
“Antes, las temporadas de lluvia y sequía tenían una época fija durante el año, cosa que ha cambiado mucho debido al calentamiento global, el cual ha influido en los cambios climáticos que vivimos actualmente. Hoy son comunes las pérdidas de cosechas enteras por inundaciones atípicas, lo que disminuye la oferta de ciertos rubros. Cuando hay escasez, la demanda se dispara y los especuladores hacen de las suyas”, explica un vendedor del mercadito abierto que se instala los domingos en las inmediaciones de la avenida Francisco de Miranda de Los Teques.
Agregó que tienen precios solidarios porque la mayoría son productores “y ofrecemos la mercancía directamente al consumidor, pero en las grandes cadenas de supermercados, donde hay tantos intermediarios, en cada eslabón se encarece el producto”.
La afirmación es corroborada por la gran afluencia de compradores, quienes cada vez más marcan su preferencia por estas ferias agrícolas. No obstante, hay momentos en donde en ninguna parte se consigue el producto que escasea.
“Antes compraba las verduras y frutas en el mercadito y el resto de las cosas en el supermercado, pero hoy en día visito como cinco locales para poder conseguir los ingredientes que requiero para cocinar. Además, hay que contar las horas que pasamos en las colas para entrar a los locales donde llegan la harina de maíz, el aceite, la leche en polvo y el papel higiénico”, expresó una ama de casa.
A juicio de la entrevistada, el desabastecimiento y escasez han llegado a un nivel de “humillación”? “Es un abuso que uno tenga que hacer cola para comprar estos productos. Antes, además de que había para todos, había variedad de marcas. He decidido no hacer ni una cola más; cuando se acabe la leche tomaré agua y vitaminas, sí es que se encuentran”.
No bajan
Entre los productos que han registrado un alza en sus precios durante las últimas semanas están: cebollas (20,21%); mangos (17,72 %); papas (12,69 %); pimentones (10,13 %); melones (8,05 %); yuca (7,86 %); carne tipo Lagarto (4,74 %), queso blanco duro (4,65 %); plátanos maduros (4,49 %), arvejas (3,96 %), pan de trigo (3,51 %) y huevos de gallina (3,36 %).
Johana Rodríguez – [email protected]/@michellejrl