San Vicente y Las Granadinas

playa
Columna EXCITANDO EL PALADAR por Gabriel Balbás

Realmente moverse por el Caribe no es tan sencillo como desplazarse en otros lugares del planeta. Siempre admiraré la capacidad de integración de Europa, que permite enlazar de una capital de un país a otra ciudad de una nación distinta como si fuésemos de Plaza Venezuela a la estación de metro en Los Teques.

Aquí las cosas son bastante diferentes, y aunque una isla quede a  pocos kilómetros de separación de la siguiente, no hay un servicio de ferri o botes que te permita enlazarlas fácilmente.

Yo llevaba tiempo intentando conocer opciones para poder mochilear por el Caribe. Mi sueño siempre ha sido ir desde Trinidad hasta las Bahamas, pasando de isla en isla, hasta conocérmelas toditas  y haber probado sus manjares… La tarea no es sencilla. Muchas páginas hacen alusión a un ferri que arrancaría en 2009, pero aparentemente el proyecto nunca se concretó y el tan reseñado medio de transporte no existe.

Hay algunos aventureros que dicen haber cruzado  en yates privados, pidiendo “cola” a los dueños de embarcaciones. Realmente esta opción no me parece nada segura, por lo que esa idea está descartada desde un principio. El recurso que queda es ir por avión, lo cual es una lástima pidiendo disfrutar de las aguas azul turquesa; pero mi única opción fue ir por aire.

UN DESASTRE LLAMADO LIAT

Llego al aeropuerto con 2 horas de antelación, una larga fila emerge hasta el mostrador de LIAT.  A parte de esta, solo otras 2 aerolíneas tienen presencia en el pequeño aeropuerto: Conviasa y una de San Vicente.   Al tocar mi turno facturo mi equipaje e informo que quiero comprar un boleto a Santa Lucia.  Con mala cara la encargada de la aerolínea se propone a venderme el boleto, luego de una espera de 20 minutos sin justificación. La tarjeta no pasa, e intento explicarle a la señorita de la aerolínea que no es por falta de fondos, pero ¿Cómo se explica cadivi y sus estúpidas normas? El tiempo pasa y ya es mi hora de embarque, así que tomo mi tarjeta y me voy; así no más, sin billete de vuelta.

Llego a la sala de embarque, resulta que el vuelo estaba demorado, ya no saldrá a las 11 am sino a las 4pm. Y yo que pensaba que eso solo ocurría en Venezuela… Paseo, doy vueltas, almuerzo. De pronto a las 2pm llaman a abordar ¿No se suponía que llegaba a las 4pm?  Ahora me embarco en mi vuelo que hará una escala en Trinidad y finalmente me llevará a San Vicente.  En  el avión me toca un muchacho de la India como compañero de vuelo, lo cual es divertido porque el inglés es idioma oficial allá. Comenzamos a conversar un poco de todo, sobre nuestros países y sus cosas.

Para él,  Venezuela es territorio desconocido, me dice que solo sabe de nosotros por el Miss Mundo y el Miss Universo, donde siempre ve que gana Venezuela. Me explica que en India los concursos de belleza también son muy seguidos y que ellos también ganan – Me es extraño, no conoce a Chavez, Maduro o Capriles, pero si recuerda los nombres de Dayana Mendoza y Gabriela Isler.

Mi situación no es distinta, le hablo sobre lo que he leído de su país en algunas novelas, además de lo que veo en los programas de viaje de la TV por cable. Cuando me toca mencionar a alguien de la India solo logro atinar a Priyanca Chopra  (Un mujeron de piel canela, ojos verdes y cuerpo lleno de curvas, que canta una canción con Pitbull).

UNA PARADA EN BARBADOS

Mientras hablamos la aeromoza da un mensaje, el cual yo no escuché- Dijo que no pararán en San Vicente, que el vuelo va a Barbados – me comenta el Indio.  Ya era como demasiado desastre que uno agarre un vuelo a un país y que a mitad de camino decidan que el avión va a otro lado, sin dar mayor explicación.  Pues así fue, agarré un avión a San Vicente y llegué a Barbados.

Estamos en el aeropuerto de Barbados, nos informan que el vuelo iba muy retrasado y que los pasajeros a San Vicente éramos pocos, así que decidieron seguir derecho y ponerse al día con el resto de sus vuelos. Nos recogerán a la  vuelta, nos darán comida y no podemos salir del aeropuerto. Ya yo conozco Barbados, aunque fui hace ya muchos años. Es una isla muy bonita y organizada.  La aerolínea nos lleva a un puesto de comida en la feria; la gastronomía es local, así que aprovecho de comer pollo al curry.

LLEGADA A SAN VICENTE

El aeropuerto que sirve a San Vicente es minúsculo y está pintado con  pintura de aceite azul claro, lo cual me recuerda a los hospitales de pueblo en Venezuela. Escasos metros separan la entrada de la pista del servicio de migración, y de ahí a solo 2 pasos está la cinta para recoger el equipaje.

Para poder acceder a San Vicente tenía que contar con un billete que garantizara mi salida del país, pero yo no lo tenía. Por lo que me obligaron (de buena manera) a comprar un boleto de retorno. Con esto se esfumó mi idea de seguir el periplo de islitas hasta Santa Lucia.

Amanece y con los primeros rayos del sol en mi ventana se va dibujando un paisaje alucinante, un paraíso tropical que jamás había pensado.  Veo una extensa costa de playa con  agua que intercala colores entre el verde, turquesa y azul oscuro. Al fondo dos islotes, sobre uno de ellos emerge una enorme cruz blanca, mientras en la orilla hay un grupo de coloridas casitas que te recuerdan que se trata del Caribe en pleno.

Bajo desde la cúspide de una colina donde se encuentra mi hotel, en un caminito empedrado que separa la montaña de la playa. El oleaje es fuerte, pero al otro extremo de la costa hay una zona calmada donde un pequeño grupo de extranjeros y residentes disfrutan de un baño.  La playa se llama “Indian Bay” según logro leer en un desteñido grafiti en una pared.

El ambiente es relajado y la arena es negra por las cenizas volcánicas. Hay dos policías cuidando la playa, lo cual me hace sentir bastante seguro. Me echo protector solar y me siento a disfrutar de un día de playa, sol y arena en la tierra donde se rodó la película “Piratas del Caribe”.  Le doy play a mi ipod y las notas de “Danza Kuduro” complementan un inolvidable día  de descanso, junto a una cerveza nacional que destapo para refrescar la garganta.

SAN VICENTE Y LAS GRANADINAS

 

EXCITANDO EL PALADAR

Gabriel Balbas

Mochilera Gourmet

Twitter e Instagram: @GabrielBalbas

 

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