
la historia contemporánea del país
Para el politólogo Sergio Graffe es indudable que el modelo político y económico que había gobernado en Venezuela desde el año 1.958 estaba dando serios signos de agotamiento en 1992 para dar respuestas a una población que exigía cambios institucionales y que valoraba la corrupción como un cáncer que se estaba comiendo el tejido democrático del país.
Ese panorama –asegura Graffe- sirvió de escenario propicio para que un grupo de militares intentara dar el golpe de Estado de 1992 cuyo principal protagonista mediático fue el teniente coronel Hugo Chávez que formaba parte de un grupo que tenía años conspirando en el seno de las Fuerzas Armadas Nacionales con el histórico “por ahora” que indicaba su rendición y la promesa de continuar con la lucha pero sin definir la ruta a utilizar a partir de ese momento.
Chávez y los militares que fueron apresados fueron objeto de una medida presidencial que los liberó apenas a dos años de la intentona golpista; “a juzgar por su comportamiento público inmediato, la ruta electoral no estaba contemplada en su agenda porque insistieron en llamar a la abstención electoral como método de lucha política; sin embargo, el apoyo popular que recibió el fallido golpe de Estado les indicó la conveniencia de participar en las elecciones de 1.989 que a la postre los llevó a Miraflores bajo la premisa de cumplir con las deudas sociales que dejaba la democracia representativa que imperaba hasta ese momento y acabar con la corrupción civil y militar”.
Sin embargo, para Graffe cuando se hace un balance objetivo de los alcances del proceso político que se instauró en Venezuela desde hace 15 años, la conclusión más relevante es que ha multiplicado los males que quiso combatir pero complementado con una evidente ineficiencia en la prestación de servicios públicos básicos como la electricidad, vialidad o el abastecimiento de productos alimentarios.
-Además, esta ineficiencia se manifiesta en el incumplimiento de programas sociales de vivienda, educación y salud; así como la incapacidad para controlar la inseguridad, la inflación, el desempleo y la escasez de materias primas que tienen paralizado el aparato productivo nacional.
Asegura que el modelo político actual ha establecido como prioridad la consolidación de un proceso que ha colocado a la economía en segundo plano y ha aplicado un esquema centralizado y de nacionalización industrial que tiene como principal soporte los exagerados controles del Estado sobre la actividad económica, lo que nos ha colocado como el país con la más alta inflación de este continente; pero además, el propio Estado ha sido incapaz de cumplir con las propias tareas que se ha impuesto relacionadas con la producción agroalimentaria porque importa cerca del 80% de lo que consumimos.
-Es complicado hacer un vaticinio del futuro del socialismo del siglo XXI, pero son evidentes las señales de agotamiento que está dando en el campo económico y esta circunstancia podría marcar el inicio de un retroceso en el apoyo popular que ha sido la base que lo ha sustentado, junto a los cuantiosos recursos que ha manejado por la renta petrolera.
Agregó que la desaparición física de Chávez introdujo una variable que pone a prueba al chavismo sin Chávez; “y aunque ha ganado elecciones seguidas, y seguramente seguirá ganando otras, no se puede afirmar que esté en su mejor momento como cuando era respaldado por el 70% de los venezolanos; la tendencia electoral es a seguir bajando”.
-El mayor desafío que tiene por delante Nicolás Maduro y el “proceso revolucionario” que encabeza a raíz de la muerte de Chávez es poner a funcionar la economía, resolver problemas graves de servicios y acabar con la corrupción; pareciera que no lo logrará en el tiempo inmediato porque ese modelo político tiene un corto periodo de duración porque está basado en una ideología que es obsoleta y que lo aleja de la globalización mundial. Para poder subsistir tiene que tomar decisiones que son contrarias a sus postulados ideológicos. Ese es su mayor reto.gf
Daniel Murolo – [email protected] / @dmurolo