Cada 12 de marzo se conmemora el Día Mundial del Paciente Reumático, una enfermedad que, al igual que otras, afecta a muchas personas alrededor del mundo, pero que a diferencia, es capaz de producir daños en la medida en que las personas lo permitan, pues de ser diagnosticada a tiempo y recibir el tratamiento indicado, ofrece al paciente la oportunidad de continuar con una vida plena por muchos años.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) las enfermedades reumáticas son la segunda causa de consulta en los hospitales, 18 personas de cada mil habitantes presentan algún grado de incapacidad generada por su evolución, además, aporta más de 50% de las causas de invalidez total o parcial, y son la segunda causa de ausentismo laboral y pérdida de trabajos.
Las enfermedades reumáticas son aquellas que afectan principalmente el aparato músculo esquelético, como los huesos, las articulaciones, los tendones, los músculos y los ligamentos, pero que, en ocasiones, también pueden comprometer a otros órganos como la piel, vasos sanguíneos, riñón, corazón, pulmones y sistema nervioso central y periférico.
Existen alrededor de 200 tipos de enfermedades reumáticas, dentro de las cuales se encuentran la artritis reumatoide (AR), la gota y la espondiloartritis. En el caso de las enfermedades reumáticas de carácter mecánico, existen la osteoartrosis y patologías del esqueleto axial. Por otra parte, están las que comprometen las partes blandas, como epicondilitis, bursitis y tendinitis, además de las enfermedades del colágeno como el lupus eritematoso sistémico, esclerodermia, síndrome de sjögren, y en menor proporción, las hereditarias como el síndrome de marfan.
La artritis reumatoide es una enfermedad sistémica y autoinmune, que provoca la inflamación crónica de las articulaciones y, por ende, produce alteraciones en su arquitectura y conlleva a deformidades e incapacidad funcional. Puede desarrollarse entre la cuarta y la sexta década de vida de la persona, aunque no se limita sólo a este rango, pues también puede aparecer a temprana edad.
Por lo general, el paciente con AR recurre al médico con síntomas como dolor e inflamación de grandes y pequeñas articulaciones en forma simétrica y aditiva, es decir, que al sentir dolor en alguno de los miembros del cuerpo, como manos o piernas, ya sea derecha o izquierda, comenzará a desarrollar un dolor similar en el miembro opuesto; además de rigidez matutina, fatiga, y, en ocasiones, anemia y pérdida de peso, así lo explicó el Dr. Benito Losada, médico reumatólogo de la Clínica Atias.
Generalmente, el mayor temor de los pacientes, adicional al padecimiento intrínseco de sufrir esta enfermedad, es la afección y las consecuencias que pueda traer a su vida cotidiana. La AR es una enfermedad que compromete muchos aspectos de la vida del paciente, que van desde la aceptación o no de la enfermedad, su autoestima, los diferentes y lógicos temores de dependencia, la pérdida del afecto de su pareja y de sus relaciones interpersonales, el escuchar que su enfermedad es crónica y degenerativa, la pérdida laboral en algunos casos y la falta de compresión en el entorno familiar.
Por esta razón, en muchos casos, el paciente con artritis reumatoide necesita de apoyo tanto físico, como psicológico y emocional. El Dr. Losada comentó que una opción para estos pacientes es el tratamiento multidisciplinario, donde además del reumatólogo, los psicólogos y psiquiatras son de gran ayuda para su mejoría, ya que, al diagnosticársele AR a un paciente, éste va a escuchar palabras como cronicidad, deterioro articular, deformidad e incapacidad para laborar y realizar su cotidianidad (relaciones interpersonales, asistencia a eventos, relaciones sociales, conducción de vehículos, etc.) lo que va a crearle un impacto emocional (temor, ansiedad, tristeza y posteriormente depresión) que debe ser canalizado inmediatamente por el médico tratante.
La ayuda al paciente en el primer contacto debe estar enfocada en transmitirle confianza, y esto se logra mediante la explicación en forma sencilla de qué se trata la enfermedad y cómo a corto plazo disminuirá la progresión de los síntomas y las complicaciones. En segundo lugar cómo debe adaptarse a esta nueva circunstancia, haciendo énfasis en que hay muchas personas con la misma enfermedad que llevan una vida plena y feliz por muchos años; y por último, explicarle los nuevos avances en la terapéutica que lo mantendrán activo y con pocas restricciones, en comparación con las personas que no tienen enfermedades reumáticas.
El Dr. Losada explicó que la familia juega un papel muy importante en pro de la mejora de una persona con enfermedad crónica, por lo cual, lo primero que debe hacer el médico tratante es lograr que el paciente y sus familiares comprendan qué significa la enfermedad; una vez cumplido el primer objetivo, deben comprometerse a prestar la ayuda básica cuando se presenten los momentos de crisis, en contribuir con el cumplimiento del tratamiento y en aquellos pacientes que por su capacidad funcional no puedan valerse por si mismos.
El Dr. Marco Rivera, internista y reumatólogo de la Policlínica La Arboleda, acotó que actualmente existen una diversidad de opciones para tratar la AR, que van desde los fármacos modificadores de enfermedad (FARMES), hasta la conocida terapia biológica.
Por su parte, el Dr. Losada explicó que estas terapias han ocasionado uno de los mayores impactos en los tratamientos de diferentes patologías autoinmunes, en especial la AR, actuando no sólo en la reducción de los síntomas, sino en el progreso de la enfermedad. Esto ha incidido en un porcentaje elevado de pacientes que han logrado desempeñarse en forma satisfactoria tanto en lo personal, como en lo laboral y social en los años más útiles de la vida.
Los especialistas indicaron que la recomendación es que aquellas personas que presenten síntomas como dolor e inflamación de las articulaciones en forma simétrica, rigidez matutina, fatiga, anemia y pérdida de peso, recurran al médico inmediatamente, pues una detección temprana de la enfermedad podrá disminuir las consecuencias que esta pueda acarrear a su vida cotidiana.
En el caso de los pacientes que ya presentan la enfermedad, se deben realizar trabajos que no impliquen mucha carga o alto impacto sobre las articulaciones, disminuir las horas de jornada laboral, cumplir con el tratamiento indicado (tanto reumático como psicológico), apoyarse emocionalmente en familiares y otros pacientes con la misma patología, y por último, pero no menos importante, tener siempre en cuenta que el hecho de sufrir AR no implica que la auto dependencia de una persona haya acabado, pues existen múltiples opciones para su control y tratamiento.
Manteniendo una vida saludable
En el marco del Día Mundial del Paciente Reumático, se quiere conmemorar a aquellas personas que padecen algún tipo de enfermedad reumática y que día a día luchan contra ella a fin de mantener una calidad de vida saludable. Es importante destacar que, además de cumplir con el tratamiento médico recomendado, el apoyo emocional es muy importante para su mejoría, lo que permitirá que estos pacientes puedan continuar con su vida cotidiana sin muchas limitaciones.
Nota de Prensa