
El término “bullying“ proviene del vocablo inglés “bully“ que significa matón o agresor. Generalmente se utiliza para referirse al acoso escolar que sufren los estudiantes por parte de sus compañeros, una situación de la que no escapan los planteles de Altos Mirandinos.
Mariela Vivas, psicopedagoga de la Unidad Educativa Estadal Manuel Siso Martínez, ubicada en Los Teques, explicó que aunque en la institución no se han presentado casos graves o extremos de acoso escolar, es frecuente ver situaciones de burla entre algunos alumnos, ante las cuales deben intervenir para evitar que se convierta en un mal mayor.
Para la especialista, los cambios físicos en algunos educandos pueden ser uno de los factores determinantes para que cualquiera de ellos pueda convertirse en víctima de compañeros más grandes o fuertes que ellos.
“Cuando alguien cambia de peinado, repentinamente requiere utilizar lentes o algún otro objeto que no sea común entre todo el salón, es cuando comienzan a colocar apodos y empujarse, entre otras prácticas desagradables que forman parte del inicio del bullying“, resaltó.
Tomar medidas a tiempo
En 2004 un adolescente de 14 años llamado Jokin, quien estudiaba en un colegio de España, tomó la radical decisión de quitarse la vida. Después de su muerte se conoció que el muchacho era víctima constante de maltratos por parte de un grupo de compañeros que regularmente lo golpeaban sin que nadie se diera cuenta ni en el entorno escolar ni en el familiar.
Casos como el de Jokin no se ven todos los días, pero sí han crecido de manera alarmante; por eso es responsabilidad de los docentes y representantes estar atentos ante cualquier cambio en los niños. Detectar si ha sido golpeado, si repentinamente cambia su manera de ser, entrega su dinero u objetos para evitar ser “bulleado“ o siente vergüenza/miedo de ir a la escuela. Son algunos signos de alerta.
Carlos Peña – [email protected] / @litozz